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Joaquín Rábago.

Dos filósofos alemanes defienden las fronteras

Dos filósofos alemanes internacionalmente conocidos han entrado de lleno en la polémica en torno a los refugiados que llaman a las puertas de Europa para hacer una encendida defensa de las fronteras en la era de la globalización.

El primero, Peter Sloterdijk, acusa a la coalición alemana que preside Angela Merkel de haber hecho dejación de su responsabilidad de defender la soberanía del país.

Conocido por sus posiciones cada vez más conservadoras y aun reaccionarias, el autor de "Crítica de la razón cínica", critica también a la prensa germana, a la que acusa de "mendacidad" y ocultamiento de la realidad sobre el problema real que presentan los refugiados.

Según Sloterdijk, el Gobierno alemán parece considerar que las fronteras están ahí solo para ser superadas, y el filósofo llega casi a insinuar, como los dirigentes de la ultraderechista Alternativa para Alemania, que la oleada inmigratoria es algo buscado deliberadamente.

Sloterdijk pronostica, sin embargo, que "volverá a imponerse el imperativo territorial" y que la propia Merkel, "cuyas reservas de oportunismo no pueden desestimarse" se rendirá a la evidencia aunque recurrirá a la inventiva "semántica" para disimular su marcha atrás.

En el mismo sentido se expresa el biógrafo de Nietzsche, Heidegger y otros filósofos Rüdiger Safranski, quien acusa a los políticos alemanes de "haber decidido inundar Europa" de refugiados.

"Cuando la canciller dice que Alemania va a cambiar, me gustaría al menos que me preguntaran", afirmó recientemente Safranski en la presentación en una librería de su última obra, "Zeit" ("En torno al tiempo").

Desde 1945 hasta 1989, Alemania perdió su soberanía y estuvo prácticamente bajo el escudo protector estadounidense, "y como no teníamos que preocuparnos de nosotros, nos volvimos infantiles", explicó Safranski.

"Ahora nos movemos entre la confianza económica y un humanitarismo ajeno al mundo real. Nuestra política exterior se ha convertido en una misión moral", constató el filósofo.

"Ese desconocimiento del mundo (real) que se expresa en moralismo es un fenómeno específicamente alemán" y cuando una jefa de Estado como Angela Merkel dice: "No podemos controlar las fronteras", nos colocamos entre los Estados fallidos".

"En todas partes de Europa salvo en Suecia dicen que los alemanes estamos locos. La inmadurez de la política alemana se expresa en la máxima según la cual no hay que ponerles fronteras a los refugiados", criticó Safranski.

"No se ha pensado eso a fondo porque según la praxis actual y si atendemos solo a nuestros estándares democráticos y económicos, dos tercios de la población mundial tendrían derecho de asilo en Alemania", agregó.

Según Safranski, solo con reglas muy estrictas puede un Estado conservar su "fuerza integradora, que es la garantía de los derechos humanos" y no reconocerlo es "irresponsable". "Se quiere ayudar" a otros y "se debilitan las instituciones que pueden proporcionar esa ayuda".

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