Los frentes que tiene abiertos la Consellería de Sanidade en la comarca de O Salnés no los puede silenciar la inversión en el nuevo módulo del Hospital comarcal. Y es que el resto de instalaciones son, por qué no decirlo, de tercera categoría con servicios a todas luces insuficientes, casos del reducido y obsoleto ambulatorio de San Roque en la propia ciudad de Vilagarcía cuyo traslado se demanda desde hace años o de los centros de salud de Vilanova, Meis o A Illa en los que diluvia cada vez que se produce un simple chaparrón por defectos estructurales nunca corregidos.
La caída en desgracia de O Salnés se escalonó en los últimos años y empezó con la eliminación del llamado PAC de Pediatría de Cambados, el traslado del laboratorio de análisis clínicos de Vilagarcía o la supresión de servicios básicos como Neurología en el Hospital de O Salnés, por no hablar del desinterés absoluto hacia los enfermos renales que precisan diálisis. La UCI hospitalaria que hace cinco años prometió como conselleiro el actual gerente del CHOP, José Manuel González, también quedó para siempre descartada.
El último desafuero ha sido el rechazo rotundo de la Xunta a asignar a O Salnés una ambulancia de soporte vital avanzado con base en el Hospital con el exclusivo y pobre argumento de que hay otras a 30 minutos de distancia, por lo que continuará la grotesca imagen del intercambio de pacientes graves en la gasolinera de la vía rápida o en el macronudo de Curro.
A ello hay que añadir la unilateral decisión de restar autonomía al Hospital do Salnés por lo que no solo mantiene la plantilla de origen sino que perdió su antiguo poder de gestión y ya es habitual que se quede sin los medios más necesarios, incluidas gasas, sueros, papel higiénico, sábanas, camisones para los enfermos o batas para los profesionales, sencillamente porque está en la periferia.
No es por tanto extraño que los profesionales estén preocupados por el día de la apertura de la ampliación del Hospital Comarcal. De momento no saben siquiera si irá acompañada de una mayor dotación de medios o de personal. Suena raro que vuelvan a cumplirse plazos y nadie quiera tañer las campanas.
