La semana pasada estuve viendo el desfile de Protocolo, empresa que se dedica a vestir a novios, padrinos e invitados con un sello muy especial. Yo había recibido una invitación de mi gran amigo Mariano García Forcada, dueño de Protocolo.

Después de ver el desfile, que fue auténticamente espectacular, nos invitaron a cenar a un club particular emplazado en el centro de Madrid.

En aquella mesa estábamos poca gente: Poti, mi mujer; mi hija Gabi; Ruth García, consejera delegada de la compañía; su marido Juan Canales; y un matrimonio judío que había venido expresamente para asistir al evento desde Jerusalén.

Yo he tenido oportunidad de conocer a través de mi carrera profesional a muchos judíos: en Inglaterra, en Turquía, en Alemania, en Italia, en Libia y, la verdad, que uno no puede quedar indiferente. Pero era la primera vez que cenaba con un matrimonio judío de gran nivel intelectual, tanto José Luis Najeson (novelista) como su mujer Noemi. Nos pasamos cuatro horas desde las nueve de la noche hasta la una de la madrugada hablando y nuestra conversación no duró más porque nos echaron, era la hora del cierre del club.

La amistad de este matrimonio con mis amigos, Mariano y Amor, viene de años atrás. Ganaron el premio a un relato fantástico que se titulaba "EI traje de novio embrujado".

Naturalmente, la oportunidad de conocer sus vidas no la perdí.

José Luis Najeson nació en Rosario (Argentina) en 1938 y su mujer, Noemi, diez años más tarde. Se casaron jóvenes y sus familias pertenecían al movimiento sionista cuyo objetivo era volver a formar el Estado israelita. Fueron unos auténticos trotamundos: primero vivieron en Londres y más tarde se afincaron en México.

En 1948 consiguieron los judíos fundar oficialmente el Estado judío. Hay una novela de Leon Uris, "Éxodo", que más tarde se llevó al cine, en que describe las aventuras de un barco con judíos que al final llegaron a su tierra prometida.

Años más tarde, el matrimonio Najeson se instaló en Jerusalén, donde llevan viviendo muchos años.

Todos se preguntan cómo los judíos han llegado a dominar los mundos de la comunicación, del cine, del comercio y de la banca. Cómo fueron víctimas de holocaustos. Desde tiempos recientes y no tan recientes.

Todos los que hemos conocido a los judíos coincidimos en que es una raza singular: tenaces, inteligentes y preparados. Difícilmente vemos a un judío peón.

La discriminación data de hace muchos años. En los siglos IX y X, en todos los estados europeos, a los judíos no se le dejaba comprar tierras. Las tierras eran símbolo y realidad de poder.

Para vivir tenían que dedicarse al comercio, a los servicios y a la banca.

Hoy en día, la agricultura no significa más del 10% de la riqueza, siendo los servicios (banca, comercio, asesoramiento, investigación) un 70% del PBI.

Los judíos llevan más de 10 siglos de adelanto con respecto a los demás, dedicándose a sectores de mayor valor añadido. Así, el castigo de nuestros antepasados de no poseer tierras se convirtió en el arma para hacerse técnicos y ricos.

* Miembro del Club 55