Tomar decisiones es siempre complicado porque nunca llueve a gusto de todos, y nunca mejor dicho. Hace ya mes y medio se decidió en Marín no sacar la cabalgata de Reyes Magos por la amenaza de lluvia y fue un acierto porque si hubiera salido, los Reyes y los niños que ocuparan las carrozas acabarían como sopas porque cayó un chaparrón de diez minutos capaz de apagar el incendio de un monte. Hubo voces discordantes y críticas feroces porque en otros lugares salieron las cabalgatas, aunque deslucidas y a todo trapo, lo que les quitó brillantez y espectacularidad. Llegaron los carnavales y se cambiaron las tornas. El domingo pasado mientras en otros sitios decidieron aplazar los desfiles, en Marín se mantuvo la decisión de su celebración y el tiempo, aunque gris, amenazante y, en algunos momentos, "chispeando", respetó la comitiva que resultó brillante dentro de las limitaciones que el propio clima impuso. El resultado fue que aquí se han celebrado casi todos los actos del carnaval y en otros lugares van a tener entroido hasta el verano. Viene el comentario para reflejar lo difícil que es tomar decisiones para quien tiene que tomarlas a cara y cruz. Desde fuera lo vemos todo muy fácil y criticar a toro pasado nos es sencillo. ¡Así cualquiera!
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