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Una ignominia

Nunca he presumido de intelectual en el sentido estricto de la palabra, solo un periodista más. Pero no hace falta para experimentar una profunda indignación con lo que se pretende hacer en Madrid con el nombre de Álvaro Cunqueiro. Solo charlé con él una vez, dada la diferencia de edad, y fue en la sala de espera de la clínica de Vigo en la que, por casualidad, nos trataba el mismo cirujano. Yo aún era un estudiante universitario y he de decir que me quedé impactado con su forma de dialogar. Abierto, nada petulante, sencillo y, en aquellos tiempos en que se vivía con zozobra e ilusión la transición en España, con comentarios propios de una persona que no reflejaba estar a favor de represión alguna.

Aunque solo fuese por ese motivo, por esos veinte minutos de charla (en la que, por supuesto, salió a relucir la gastronomía) y pese a que su estado de salud ya se resentía, nunca se me habría ocurrido dudar de su compromiso con el tiempo que estaba naciendo en España y en Galicia.

Quienes pretenden retirar de un plumazo su memoria de las calles de Madrid deberían reflexionar sobre un gesto que, además de inútil, es injusto. Y más si viene de quienes, por sus puestos docentes, se consideran a sí mismos intelectuales llegados a la política. Es una ignominia (según la Real Academia, por si los promotores de la idea lo desconocen, esta palabra solo tiene una acepción: "afrenta pública"). Quienes pretenden incluir el nombre de Álvaro Cunqueiro en un listado de no se sabe bien qué, demuestran que sus postulados a favor de la gente se quedan solo en palabras vacías o en un postureo televisivo que no consigue nada ni mejora nada. Es una muestra más de la mediocridad política de quien propone tamaña atrocidad hacia la memoria de un verdadero intelectual profundamente ligado a Vigo, al pensamiento abierto de esta ciudad. Seguramente en Madrid habrá mucha gente que ni siquiera conozca la figura de Cunqueiro. Quizá el adalid de esta estrambótica propuesta, tampoco. De otra forma, no se entiende que se haya llegado a plantear una cosa de tamaño resentimiento. En Vigo sí tiene una calle, por cierto muy próxima al monumento a los Héroes de la Reconquista, y también da nombre al nuevo hospital de la ciudad, una denominación aprobada por unanimidad.

Lo dicho, no hace falta ser un intelectual para darse cuenta de la ignominia que se pretende cometer con la memoria del ilustre lucense afincado en Vigo y director del diario decano de la prensa española, durante años difíciles en los que sí había que ser muy hábil en el manejo de la palabra para escribir la noticia, la crónica o la opinión. Es inasumible, irracional e indignante .

*Periodista

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