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Carta abierta de los facultativos

El nuevo hospital de Vigo fue un proyecto largamente deseado por la ciudadanía y el personal sanitario de Vigo y su comarca, que necesitaban un gran centro que les permitiese desarrollar plenamente su capacidad de atender a los pacientes, de investigación y de formación.

Durante los últimos años hemos contemplado con preocupación su cambio de modelo, la reducción de sus dimensiones y su funcionalidad, la dispersión de nuevo de servicios (como Medicina Interna, Endocrinología, Reumatología, Alergología, Geriatría, Dermatología u Oftalmología, Laboratorio y Central de Esterilización) y especialmente la implantación del modelo de colaboración público-privada con una doble gerencia que dificulta su gestión. Hemos visto cómo el proyecto se alejaba de aquello que creemos necesario mientras se nos apartaba de la colaboración en su diseño. Hemos asistido a las torpezas de una conselleira cesada en el fragor de una oposición unánime a su gestión y a un goteo de dimisiones seguidas del cese del equipo directivo; mientras se conserva a un gerente responsable del modelo constructivo del hospital y del recorte en su tamaño, de la colaboración público-privada en su gestión y del adelgazamiento del área de referencia de Vigo con el desplazamiento de 300.000 usuarios a la de Santiago.

Supimos siempre que la apertura de un nuevo centro no estaría exenta de tropiezos, y lo asumimos dispuestos a colaborar. Pero nunca imaginamos las carencias, las ineficiencias y la descoordinación que hoy vemos. No imaginamos las tensiones que se generarían entre los ciudadanos del área y los trabajadores sanitarios. Y no imaginamos que la población se vería obligada a manifestar masivamente su descontento y frustración con una asombrosa manifestación de más de 200.000 personas.

Todo esto ha situado negativamente al nuevo hospital de Vigo en los medios de comunicación, generando un escándalo que nos preocupa y avergüenza; y sugiere que la sanidad pública carece de dirección, incumple niveles de calidad y satisfacción, estruja a sus usuarios y se ha convertido en un negocio para empresas ajenas a la salud. El desprestigio es tan grave que se podría sospechar que lo sucedido es una maniobra deliberada para deteriorar la imagen del SERGAS ante la opinión pública, animando a la ciudadanía a suscribir seguros sanitarios y asistencia en hospitales privados.

No seremos cómplices callados de este desastre. Aunque la incapacidad de algunos directivos puede ser la causa de algunos de los errores y deficiencias que la opinión pública conoce, es evidente que existen problemas gravísimos derivados del modelo que la Xunta ha aplicado a pesar de sus previsibles consecuencias perjudiciales. Una colaboración público-privada en la que la concesionaria ha impuesto, con la complicidad del SERGAS, recortes en el proyecto que, a cambio de una mayor rentabilidad, han generado una reducción de superficie, menor calidad constructiva y menos servicios y funciones que han convertido lo que debería ser un centro hospitalario en una gran superficie comercial ajena a las necesidades de la ciudadanía y de los trabajadores sanitarios.

Por ello exigimos:

Para que cese el deterioro de la imagen pública del hospital, queremos que FUNCIONE.

La reversión de las deficiencias funcionales asociadas a la falta de laboratorio, esterilización y demás servicios en el centro, al recorte en los recursos diagnóstico, en el servicio de urgencias, camas, equipamiento de quirófanos y acceso al centro.

La participación de los profesionales del nuevo hospital en los cambios. Su adecuado funcionamiento exige la creación de un plan de urgencias en cuya elaboración participen todos los estamentos, la Comisión Asistencial, Junta de Personal y técnicos del SERGAS.

La dimisión del gerente, Félix Rubial Bernárdez, por su responsabilidad en el cambio al modelo de colaboración público-privada, en el adelgazamiento de la población de referencia por el traslado de 300.000 usuarios del área de Vigo al Hospital de Santiago ante de ser Gerente en Vigo, del caótico traslado y los déficit estructurales que hoy padece el centro hospitalario.

El rescate de la concesión para el sistema público, que elimine la duplicidad de gerencias en el hospital: una pública, teóricamente orientada a garantizar la mejor asistencia a los pacientes del área; y otra privada, en manos de la empresa concesionaria, cuyo objetivo es obtener el mayor beneficio económico para sus accionistas. Entendemos que esta doble dirección es incompatible con la atención a los procesos asistenciales que exigen integrar los cuidados de salud (diagnóstico, tratamiento, rehabilitación) con los servicios de apoyo (limpieza, nutrición, esterilización, mantenimiento?).

La recuperación del proyecto constructivo inicial, consensuado con los profesionales y de los 300.000 usuarios que tenían como referencia los servicios de alta especialización tecnológica y que fueron trasladados al Complejo Hospitalario de Santiago.

* Los doctores Manuel Núñez Delgado, Mercedes Santos Castroviejo, Jesús Araujo Nores y Luis Alba Ordas, en representación de 290 facultativos del Chuvi

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