Pues la verdad es que aunque en esto de la Educación y su estrategia pasa como en el fútbol -porque aquí cada aficionado es un seleccionador en potencia y allí porque cada gobiernillo tiene su librillo-, hay que reconocer que de vez en cuando aparece la sensatez y quienes deben decidir o proponer, aciertan, lo que en principio conviene a todos. Y eso ha hecho la consellería, que propuso a las universidades más trabajo en común y "modernización lingüística", si es que puede llamarse así.
Esto último, sobre la lengua, se refiere a la invitación a los campus para que impartan carreras en inglés, lo que a poco que se medite -aunque, por supuesto, lo que se dice resulta sólo una opinión personal- es un acierto que favorecería el presente y el futuro profesional de quienes logren esas titulaciones. Y a la vez, probablemente también acostumbraría a un antiguo Reino como este a manejarse, no sólo en la educación superior sino en investigación, etcétera, como desde hace mucho saben otros.
(Por supuesto, y quede recogido no como una excusatio non petita, ese planteamiento nada tiene que ver con la limitación de la protección y fomento para el desarrollo y uso de la lengua gallega, propia de la comunidad y por tanto integrante imprescindible de su cultura y su historia. Y necesitada de todo tipo de apoyos públicos y privados para lograr como objetivo no solo su supervivencia sino su esplendor como parte básica de la historia y la cultura del país.
No han de faltar, por supuesto, los que intenten hacer del asunto una cuestión sólo partidaria que podría agudizarse cuanto más se acerquen las elecciones autonómicas, pero en cualquier caso, no parece haber demasiada discusión de fondo en que el inglés es clave para unas cosas y el gallego también para casi todas, aunque cada una en su sitio. Y a pesar de que puede haber lío, las coartadas son cada vez menores.)
En el primero de los asuntos, la sugerencia para implantar titulaciones compartidas, tienen razón también el conselleiro en concreto y la Xunta que la asume. Por razones de eficacia en el gasto, claro, pero sobre todo por motivos de sentidiño, virtud tan gallega como la lengua pero quizás aún menos utilizada donde más falta hace. Y ya de paso, ese compartir podría acompañarse de varias más; cuantas fueren necesarias.
Una, por ejemplo; el mapa de titulaciones reclama más ojeo, no tanto para suprimir algunas cuanto para crear o ampliar otras y darle a los alumnos mejor preparación para "ganarse la vida" sin acudir a las "puertas giratorias" que defendía Pedro Sánchez hace pocas horas.
¿O no...?
