La reprobación que DO presentó al alcalde, Jesús Vázquez, obedece más a una estrategia política que a una necesidad real, y sin punto de comparación con otras que se facturaron en el anterior mandato, con aprobación plenaria, pero sin efectividad resolutiva. El objetivo de Gonzalo Pérez Jácome es el asalto a la Alcaldía y formar gobierno, aunque para ese camino no cuenta con las alforjas socialistas, que no saben ni contestan sobre la reprobación, pero cierran la puerta a la censura.

Nadie cuestiona la legitimidad del líder de DO a presentar la reprobación, pero en este mundo de convulsión política que irradia por toda la geografía nacional, no se puede trasladar al paciente ciudadano que por encima de los intereses generales están los personales. Y el promotor de la iniciativa debía tener muy presente lo que pasó en los cuatro años anteriores, con visitas a los juzgados, que en nada se parecen con los meses que se llevan consumido. Aconsejable que repase actas plenarias en las que se reflejan como argumentos para reprobación el nepotismo, la prepotencia de un gobierno en minoría y otras lindezas críticas, que le llevaron a que fuese expulsado del salón de plenos por la Policía Local. Pérez Jácome busca la complicidad de los socialistas, cuatro de ellos repetidores de asiento y marcados por ese negro y turbulento mandato. Es por eso que a Jácome no le sobran los motivos y le faltan argumentos para una reprobación exprés.