Así que, por más que haya doctores en la iglesia económica que lo sabrán explicar mejor, parece evidente que algo falla en la estructura estratégica de este antiguo Reino, al menos en lo que respecta a la cuestión del empleo. Porque más allá de la teoría, en la práctica son más las veces en que el paro sube que en las que baja, y siempre que esto sucede resulta por factores estacionales. Veraniegos, invernales o en tiempo de rebajas, pero no hay modo por ahora de salir del maldito embrollo.
Los doctores en cuestión han dicho casi de todo, y más allá de sus colores o tendencias políticas, parece también obvio que o no se les hace demasiado caso cuando sólo se dedican a opinar, o se les olvida la teoría cuando alguno de ellos llega al poder o sus aledaños. Es posible también que no los dejen actuar si lo intentan, pero lo que nadie entendería es que no presentasen su renuncia a la primera.
Dicho lo del empleo estacional habría que añadir alguna otra reflexión. Varias se parecen, pero no son iguales; por ejemplo, que, a pesar del vaivén que la climatología produce por definición en el mercado laboral, el empleo fijo y digno sigue siendo bajo, lo que potencia la provisionalidad y las entradas y salidas en el INEM. Es de Pero Grullo. Del mismo modo que una legislación obsoleta, y aplicada con ánimo recaudatorio -cuando no confiscatorio- causa daño en las posibilidades de dar o aceptar trabajo.
Naturalmente todo ello es opinable, y quizá impugnable, por los especialistas, y a buen seguro lo sería aún más si se añadiese que la debilidad gallega en esa materia se deriva también de la poca industria que prospera, lo obsoleto de algunos esquemas comerciales y en general la fuerte dependencia del dinero público en otras actividades. Y que provoca terremotos financieros cuando se cierra el grifo o reduce su caudal.
Buena parte de ello tiene también en origen -quizá menos claro pero indiscutible- en la suicida actitud sindical a la hora de plantear conflictos y, lo que es peor, de resolverlos a veces casi contra natura. Sobre todo en tiempos de crisis, que aún distan bastante de estar superados y en los que, si pasa lo que algunos analistas políticos anuncian de cara al futuro gubernamental, puede volver a caer este país.
Dicho eso, quedaría incompleto sin una referencia a quienes, en definitiva, crean empleo, que son los empresarios. Porque más allá de que la mala gestión reduzca el que hay, espectáculos como los que se dan en la patronal gallega, apenas invitan a la inversión o el interés del capital a otra cosa que a salir huyendo, y a toda prisa. Porque ya se sabe que si hay algo cobarde es el dinero.
¿No...?
