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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La evasión

Pues ha verdad es que a estas alturas, y con las cosas que se ven y que se oyen, pocos se extrañarán de que este antiguo Reino sea un país extraño. Y quizá la extrañeza aumente cuando se analiza la que apenas ve o se oye, porque demuestra que aquí importa más lo relativamente fútil que lo trascedente y que interesa antes la aritmética parlamentaria, verbigratia, que la gravedad de los problemas o quién gobernará en el futuro que cómo lo hará y con qué programa.

Esat situación,semejante a la general del Estado, es en parte responsabilidad de sus protagonistas directos y, en el resto, de las opiniones pública y publicada,y se resume diciendo que aquí se atiende antes a supuestos electorales -o encuestas y sondeos- para dentro de siete u ocho meses que a especulaciones acerca de alianzas, convergencias, renovaciones y refundaciones que a datos demográficos que advierten de que Galicia será inviable como proyecto en un cuarto de siglo.

(Esa realidad, que es poco discutible -salvo para quienes confundan la velocidad con el tocino-, es la que hace aún más absurda la pretensión de cambio en el sistema político que pretenden sin más y como inmediato las ignorantes ocurrencias de unos iluminados ignorantes en lo que debiera ser, aunque la cosa ha ido a menos, el "arte de gobernar,y que ahora hablan del "derecho de Galicia a decidir" como si no estuviese haciéndolo desde hace cuarenta años,

Es cierto que esa tropa, que en nada se parece a "los pobres del mundo y los esclavos sin pan" a los que invita a alzarse "La Internacional", soloconsideran democracia y libertad la que les conviene y practican -lo demuestran sus dichos prelectorales y sus hechos posteriores- aquello tan profundamente grouchomarxista de que "si no le gustan mis principios, los cambio, y ya está".).

De eso, que es clave, apenas se habla. Como tampoco de algo tan serio como lo publicado ayer en este periódico de que en un año ha aumentado el 17 por cien la salida de Galicia de titulados supieriores para buscarse la vida en otra partes; algo que no es ya propiamente una fuga de cerebros; más bien habría que llamarlo una gran evasión.

Y, sobre lo que se dijo -opinable, claro- de la inviabilidad del país, podría añadirse un dato del que se habla poco: que desde los albores de la crisis los gallegos no sólo se han empobrecido, sino Galicia también; el número de empresas con certificado de origen sellado aquí, no ha hecho sino descender, y que en términos industriales las que aún quedan son casi todas de capital extranjero. Y pasó con este gobierno y conel bipartito: eso es lo que lo hace más terrible.

¿No...?

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