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con otra cara

Locura de series

Me estoy volviendo loca. Entre el trabajo, el Candy Crush y los sudokus temo que en los últimos años he reducido drásticamente mi reserva de neuronas, y ahora que tengo nuevos intereses, soy incapaz de aclararme. No. No es que vaya a estudiar física ni a intentar aprender mandarín, sino que ando enganchada a una decena de series al mismo tiempo y ya no sé si la chica morena es la hermana del emperador en la serie sobre Carlos V o la amante de Luis XIV en Versalles.

El que en la mayoría de capítulos te hagan un resumen de los anteriores se agradece porque a veces, de un día para otro, me olvido de que en Juego de Tronos Cersei Lannister ha sido encarcelada en las celdas negras, o de que por fin Sheldon le ha dado un beso a Amy Farrah Fowler tras cinco años de Big Bang Theory huyendo del sexo. Lo de la mezcla de temporadas tampoco ayuda. ¿Qué puedo hacer si después de emitir en la tele el capítulo 5 de la temporada 2 de The Walking Dead te ponen el capítulo 8 de la temporada 1 con el segundo protagonista todavía vivo? Y con tanto salto, ¿cómo se va uno a acordar de lo que dijo hace nada menos que una semana en Bajo Sospecha el marido de la doctora asesinada si cuando empieza todavía creo estar viendo los viveros de Almería de Mar de Plástico? En esta obsesión por las series favorecida por internet y por las plataformas televisivas que te permiten programarlas, grabarlas, y verlas cuando te da la gana, resulta especialmente preocupante llegar a obsesionarse. Aún recuerdo unas vacaciones en la que me tragué las seis temporadas completitas de Sexo en Nueva York ... Qué buena semana... O el maratón que nos dimos en casa un domingo con Mad Men porque aún no habíamos visto ni un capítulo y nuestros amigos iban ya por la tercera temporada y no hacían más que hablar de los años 60 y de Don Draper. Pero más esquizoide es llevar un montón en danza.

Te pones la tele y antes de comprobar siquiera que no hay una película decente en ninguna cadena, pinchas en "grabaciones" y te encuentras con un montón de series todas a medias. ¿Que te apetece algo serio? Un capítulo de Fargo. ¿Que has tenido un mal día y quieres reírte? Derechitos a Modern Family. ¿Que todo el mundo se acuesta? Aprovechas para ponerte los últimos capítulos de Velvet sin que te critiquen por tu gusto por los folletines. Lo malo de esto es que no queda apenas tiempo para nada más porque siempre hay un amigo que te habla de la música de Nashville o de que su precuela es tan buena como Breaking Bad, y no das abasto. Eso sí, al menos ya no hay tiempo de jugar al Candy Crush.

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