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juego de cronos

Capítulo II: El cielo puede esperar

La complicada negociación de Pedro Sánchez con Podemos

Parece que Pedro Sánchez aceptará someterse a la votación de investidura si el Rey lo propone como candidato a la Presidencia del Gobierno. Será su suicidio político si no consigue la mayoría requerida. Es difícil obtener la confianza del Congreso de los Diputados cuando los barones de tu partido te la niegan. Sin embargo, la única solución para Sánchez es ser audaz y también lo es para el futuro de su partido. La alternativa al actual secretario del PSOE es el pasado; Susana Díaz es justicialismo argentino con acento andaluz y de la mano de la vieja guardia. La soledad de Sánchez no es mayor que la de Suárez durante la transición, y solo dando pasos más grandes que los demás podrá evitar las zancadillas. Pero para eso hace falta firmeza de carácter y convicción de cuál es el camino a seguir.

Sin duda, la negociación más complicada de Pedro Sánchez es con Podemos, pero estará mal planteada si cae en la trama de las líneas rojas propias o ajenas, porque las líneas rojas son azules; no las traza el comité federal del PSOE ni la dirección de Podemos, las marca el PP controlando con sus votos cualquier reforma constitucional. Por tanto, no tiene sentido enzarzarse en una discusión sobre el derecho de autodeterminación, la soberanía nacional, la supresión de Senado o una reformulación de los derechos fundamentales, porque, aunque llegasen a un acuerdo, no sería suficiente para su aprobación por las Cortes. Sobre la mesa de negociación hay que poner lo que está al alcance de la mano, no lo que depende de partidos ajenos al posible pacto. Además, y como cuestión previa, para sentarse a negociar hace falta una mínima lealtad y confianza. A día de hoy eso es difícil visto el comportamiento de Pablo Iglesias con Sánchez y lo seguirá siendo si la negociación se lleva al terreno de Podemos, o sea, con exigencia de luz y taquígrafos. No se puede dialogar abiertamente si cada propuesta y la reacción ante ella están pensadas como mensajes para la prensa. ¡A ver si de una vez se empieza a diferenciar entre política y espectáculo, entre transparencia y Gran Hermano!

Podemos necesita un baño de realidad, sacudirse la espuma del éxito y de la impostura mediática y verse ante el espejo con su apoyo parlamentario, 69 diputados de un total de 350; suficientes para exigir una ubicación adecuada en el Congreso, pero muy escasos para tomar por asalto el cielo. Si, como le gusta decir a Pablo Iglesias, "el cielo no se toma por consenso, se toma por asalto" habrá que dejar a un lado el cielo, y dedicarse a consensuar lo terrenal, aquello en lo que se puede estar de acuerdo, y la lista de asuntos es amplia. Esta legislatura no será la de las grandes reformas constitucionales, pero sí puede ser la de alumbrar un tiempo nuevo en materia de decencia política, moralidad económica, educación cívica, igualdad y solidaridad social. Para moldear hay que meter las manos en el barro. ¿O es que solo nos remangamos por estética?

*Catedrático de Derecho Constitucional

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