Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El Val Miñor toma Vigo

¿Y qué pasaba el sábado que el barrio viejo de Vigo parecía tomado por el Val Miñor a la hora del aperitivo? Lo digo en sentido figurado porque, más que valmiñoranos, eran vigueses que repoblaron el Val Miñor en busca de tranquilidad y belleza los que debieron darse cita para tomar el vermú sabatino en su propia ciudad. Amigos y vigueses de siempre, ahora valmiñoranos de adopción por residencia aunque trabajen en la olívica ciudad, yo vi pasear casi amartelados por las calles del barrio y luego ocupar una buena parte de la terraza de La Central, donde comieron, a Fontanes, Bandines, Pereiras, Curberas, Garciasenras, Oliveiras, Barreras... por citar los que me vienen a la mente y consciente de que se me hayan infiltrado algunos que no vivan allá pero son de la misma cuerda amical. No vi a Joaquín Tapias pero apuesto que estaba. Estoy seguro de que reforzaron las cajas registradoras del barrio viejo.

De ricos huevos y patatas

Yo esa noche del sábado me fui a cenar en ese mismo barrio unos sencillos pero insuperables huevos fritos con patatas a casa del probo emigrante retornado Benito Pereira y su insobornable mujer Samanta Buendía. Estaban allí el guitarrista Urbano Rodríguez, el balompédico Encho García Senra , la experta en jardines Nati "la morenita", y la salmantina Lourdes Castilla y he de decir que los huevos eran de las gallinas personales de Benito, que ponen en Meder, junto a la casa del poeta Antonio Alonso Fontán. Cierto es que antes sirvieron sorpresivamente unas cigalas de Marín dignas de aplauso pero los que circulamos periódicamente por esa casa estamos un poco hartos de la última obsesión de Pereira, según la cual alguno de nosotros le ha sustraído en la fiesta de fin de año medio kilo de polvorones Felipe II que compró en Arjeriz. Realmente de quienes sospecha más es de su chica de servicio y un joven abogado de nombre Ricardo cuyo apellido callo por decoro. Pero estamos algo hartos.

De ostras (sin champán)

Antes, al mediodía, me había tomado con Sesi Pino "unha ducia" de ostras y el vino justo en el cocedero, bar La Piedra, ese local de tradición sito en la calle Pescadería. En la barra, Hipólito Garrido, "Poli", por el que hay que levantar una lanza por su buen humor, a prueba de bombas y su profesionalidad, No me extrañaría que Poli sumara ya unos 30 años en el lugar.

Y de los menús del día

Y ayer lunes comí en La Contenta, frente a la biblioteca Municipal, con Meli Francisco y Héctor Álvarez. Allí estaba la abogada Paula Táboas, que vive al lado y piensa que con los precios competitivos que se han puesto para menús del día, cocinar en casa sale más caro salvo que se haga para muchos. Competitivos es cierto, y nunca antes de mayor calidad, con cocineros a veces venidos de las altas escuelas de hostería. Por 10,50 comí unas lentejas estupendas y un bacalao a la plancha en su punto, bien presentado y bien servido, y con la virtud de no ser excesivo, postre y café. Cocinaba ayer Enma Selvi, que era de pequeña tan mala comedora como buena cocinera es ahora (que se lo pregunten a su madre, la médico Celia Miralles).

Compartir el artículo

stats