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La semana de A Ferrería

¡Sálvese quien pueda!

La festividad de San Sebastián, patrono de la ciudad, sirvió de inspiración a Lores que no dudó, como había hecho un par de semanas antes su compañero César Mosquera, en arremeter contra la dirección de su partido, el BNG e instarles a abandonar sus cargos ante el evidente fracaso electoral el 20-D.

El BNG es un barco a la deriva desde hace ya muchos años y estaba claro que había tomado el rumbo equivocado y que el paso del tiempo ha abocado a esta fuerza política a un naufragio a causa de la escasa altura de miras de sus dirigentes.

Lores y Mosquera arremeten ahora contra la gestión de los actuales responsables del BNG, acusándolos de ir dando bandazos y de no saber defender a este país. Se olvidan, en su reducto de Pontevedra, que antes de Xavier Vence el partido estuvo dirigido por Guillerme Vázquez, concejal con Lores en el gobierno de la capital y un amigo. Tras el nefasto paso de Anxo Quintana por el bipartito de la Xunta, fue Vázquez quien tomó las riendas del partido para seguir con esos bandazos hasta llevar al partido hacia un desapego de la sociedad que ya no ha tenido vuelta atrás.

En otra reflexión lúcida de Lores, argumenta que "la cuestión central es defender la capacidad que tiene Galicia para salir adelante y generar actividad económica y empleo para todos sus habitantes".

Que gran verdad, pena que no aplique este razonamiento en su ciudad donde gobierna desde hace 16 años y donde si algo se le reprocha por parte de las fuerzas vivas es su nula gestión para atraer a empresas y nuevas industrias en todo este tiempo. Eso sin mencionar que cuando Lores habla de empleo para todos, se olvida que está echando al paro a los trabajadores de Ence y Elnosa sin el menor reparo y sin haber propuesto una sola iniciativa en apoyo a esos obreros que también son sus vecinos, aunque no lo parezca.

Sirva como dato, el ofrecido estos días por el Instituto Galego de Estadística que indica que la industria en Pontevedra sigue perdiendo peso en el tejido empresarial y se confirma la dependencia de la ciudad del Lérez cada vez más con el sector servicios.

La dirección de Elnosa comunicó esta semana que si continúa en Lourizán más allá de 2018 tiene previsto invertir 40 millones en nueva tecnología libre de mercurio y puso como ejemplo su fábrica en la ría de Aveiro, donde comparte su complejo industrial con otras químicas y muy cerca de otra planta de celulosas.

Para ellos, Lores es el "gran problema", y mientras esperan una reunión que no llega, el alcalde pontevedrés alega que urbanísticamente es imposible conceder licencia. Y así es, con la ley en la mano no le falta razón. Todo pasa porque la Xunta la declare supramunicipal, como en su día hizo con Ence.

Pero la cuestión es la siguiente, si el Estado finalmente prorroga la concesión a Ence, que tiene en el complejo de Lourizán una extensión de 612.000 metros cuadrados frente a los 12.000 que ocupa Elnosa, entonces cabe preguntarse qué recuperación medioambiental puede haber en la ensenada y cómo se podría explicar el cierre de Elnosa en base a esta supuesta recuperación.

Otra cosa, claro está, sería que a Ence el Estado le negase la prórroga, pero de no ser así, qué ganaría Pontevedra sin Elnosa, pero con Ence en la ría hasta finales de siglo.

Todo estos acontecimientos en una semana de festividad, de premios, esta vez merecidos a Calros Solla y al IES Luis Seoane, y en la que FARO informó de la aparición de la antigua imagen del patrono de la ciudad, perdida en 1950 y encontrada por el investigador Leoncio Feijoo Lamas en un almacén de la parroquia de San Bartolomé.

La Iglesia ha dejado escapar demasiados tesoros, y salvando las distancias también el Bloque ha dejado irse o mejor echado a líderes y militantes por mantener una línea política decimonónica que le ha conducido a este naufragio en el que Lores y Mosquera al grito de "sálvase quien pueda" ponen distancia. El desembarco ha comenzado.

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