El respeto al medio ambiente es una cuestión de educación básica. Pero algunos se han quedado dormidos en la clase o son demasiado sinvergüenzas que aprovechan la oscuridad de la noche para abrir sus sentinas y soltar toda la salsa de escabeche sobrante en su fábrica sobre el masacrado Umia que recibe un promedio de doscientos vertidos a lo largo de su recorrido.No se puede consentir tampoco la desidia de las admnistraciones que permiten, un día sí y otro también, que los saneamientos fecales de los pueblos estallen en pleno cauce del río y no se le ponga remedio inmediato.
El ejemplo de las administraciones y de las empresas dista mucho de lo recomendable. El agua es un bien impagable. Cuidarla es misión de todos, pero de todos los días. No llega con las alertas anuales que lanzan los ecologistas, ni con las simbólicas recogidas de unas cuantas bolsas de plástico y otros residuos en las orillas en un día de fiesta.
Las autoridades tienen que velar no solo por su conservación sino también por elevar la calidad de las aguas de los ríos. Y son ellas las que tienen los medios a su alcance.
Saber quién provocó esos vertidos en el principal río de O Salnés es sencillo. Basta con entrar, con orden judicial o sin ella, en la fábrica de la que se tiene sospecha. Y llegacon sancionar a la administración que no corrigió sus problemas de saneamiento a tiempo. Solo se precisa voluntad. El Umia no es una inmunda cloaca sino que son muchos los vecinos que han de beber sus aguas.
