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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La catarsis

A estas alturas, y sin la menor intención de aconsejar a quienes tienen ya suficientes asesores -como el PP y el PSOE gallegos, sin ir más lejos- quizá proceda alguna reflexión bien intencionada. Por ejemplo la de considerar como urgente no solo un estudio de los motivos por los que sus resultados electorales han sido tan flojos sino otro acerca de las razones por las que fueron mejores -en proporción al tiempo que llevan en el mercado- los de sus principales adversarios.

Sin agotar el catálogo y aunque hay opiniones para todos los gustos, casi nadie discute que la corrupción ha tenido la mayor parte de culpa, Porque ninguno de los dos reaccionó con rapidez y contundencia contra ella y porque ambos denunciaron la paja en el ojo ajeno sin aceptar la viga en el propio; y a pesar de nuevas leyes, que se hicieron, no se vieron efectos prácticos. Y, por eso parecían lo mismo.

Ítem más. La manía del PP de hacer contabilidad en vez de política le proporcionó, a pesar de los más que aceptables resultados económicos, una imagen de insolidaridad -casi de inhumanidad- que está a punto de desalojarle del poder. Y, a la vez, el PSOE, decidido ahora a dar prioridad a la aritmética parlamentaria antes que a las ideas, incurre en un pecado parecido: olvidarse de la gente e interpretar en falso, y solo a conveniencia de su jefe, la voluntad final de los votantes.

Los fallos de las dos fuerzas políticas que tras el fin de la dictadura -supieron a través de los pactos de la Moncloa- llevar a España a la modernidad, se muestran ahora incapaces -por acción o por omisión- de aportar sensatez a unos resultados electorales endiablados. Y también de eliminar la injusta pero generalizada imagen de que el oficio público sirve sobre todo para participar en la rapiña.

Las causas son esas y muchas más, entre ellas la absurda disposición a que todo lo que propongan los otros resulte inaceptable por principio, Y esos fallos, o quizá defectos estructurales, contribuyen a deteriorar el sistema y llevan votos a quienes no quieren mejorarlo sino simplemente cambiarlo por modelos antiguos que ya se demostraron inútiles.

El catálogo de errores es muy extenso, pero su amplitud favorece a la vez la catarsis -a fondo- que los partidos aún mayoritarios deben hacer si quieren seguir siéndolo. Y en Galicia, sino hay repetición de generales, tendrá lugar la primera prueba, con un PP bajando un PSOE hundiéndose y una confusa alternativa que mezcla marxistas con socialdemócratas y anarquistas con nacionalistas, ortodoxos y cismáticos. Y ya se verá si no surgen otros más antes de que llegue la cita.

¿Eh?

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