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EL DESLIZ

Menores en exposición

Ya no se habla del bebé de la diputada Carolina Bescansa. Debe estar a buen recaudo en la guardería, con sus abuelos, o con su padre, por el que curiosamente nadie preguntó el día de la constitución de las Cortes. Porque ahora resulta que un niño de teta está mejor con cualquiera que con su madre, cosas veredes. La impagable imagen de la parlamentaria de Podemos con su pequeño dio mucha rabia a quienes consideran que los lactantes, igual que sus pañales sucios, son asunto privado que han de resolver las mujeres con discreción, como se ha hecho toda la vida: las ricas contratando suplentes para las tareas más arduas, y las pobres renunciando a cualquier faceta pública y profesional o recurriendo a la familia. Un país donde la racionalización de horarios es un chiste, que mantiene un periodo de baja por maternidad ridículamente corto en relación a sus socios europeos, que no presta ninguna ayuda a sus ciudadanos para el cuidado de los hijos, que ha abaratado el despido de las madres trabajadoras y que mantiene en la indigencia a las autónomas se escandaliza por la presencia de un inocente en la sala donde se legisla para que todo siga igual. La lactancia nunca puede ser un asunto de Estado, ¿verdad? Incluso si el envejecimiento de la población amenaza la economía. A quienes cuestionaron a Bescansa por utilizar a su Diego de cinco meses como símbolo de que la ciudadanía ha entrado en su maravillosa pluralidad en el Congreso, la madre les respondió conceptos como crianza con apego, vínculo emocional y amamantar a demanda. No te esfuerces Carolina, que no lo van a entender porque tu hijo les importa un bledo. Como los míos y los de casi todas. Y sobre todo no te justifiques. Tú que puedes no escondas tu maternidad como si fuese un handicap para el rendimiento laboral, no simules que la conciliación existe sin que nos cueste un esfuerzo descomunal. Disfruta de tu nene por lo que otras no pueden y trabaja para que el gesto dé sus frutos y tus congéneres tengamos una vida un poco menos difícil en un plazo relativamente corto de tiempo.

Curiosamente, algunos de los mismos que reprochaban a la diputada de Podemos la sobreexposición de su hijo aludiendo a la protección de la imagen de los menores se han lanzado en jauría contra un alumno del IES Josep Maria Llompart de Palma que entregó como trabajo para la clase de Arte un vídeo musical satírico. En él, el chaval lanza irreverencias contra la religión católica y se define como homosexual, cantando y bailando con profusión de escenarios, ropajes y efectos. Le pusieron un nueve, un sobresaliente, antes de que el cateto tea party local montase en cólera y se aprestase a encender la hoguera. Como una cosa es sumarse al luto universal por la muerte de David Bowie y otra muy distinta dejar a los chicos de tu barrio que se expresen como les dé la gana, los escandalizados de siempre han exigido a la Conselleria de Educació y al Defensor del Menor que intervengan. Espero que no lo hagan, al menos no en mi nombre, pues sentarían un precedente nefasto acosando al escolar y desautorizando a la docente. Con la de leyes que infringen a diario los mayores de edad, solo nos faltaba un cuerpo de policías de la moralidad husmeando en los deberes de los estudiantes, para ver si lo que han puesto en su redacción del cole es constitutivo de delito.

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