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Ánxel Vence.

Crónicas galantes

Ánxel Vence

Todos los lunes son tristes

El de ayer fue el día más deprimente del año si hemos de creer a los investigadores de la Universidad de Cardiff, en Gales, allá por el Reino Unido. Mediante una intrincada batería de cálculos, los desocupados científicos llegaron a la conclusión de que el tercer lunes de enero es una jornada tan lúgubre que bien merece el nombre de Blue Monday. Como si los demás lunes del año fuesen una fiesta.

No está claro aún qué es lo que nos quieren vender exactamente con este nuevo invento que, en realidad, fue ideado hace ya diez años; pero seguro que nuestro bolsillo no tardará en enterarse.

Sorprende, en todo caso, el valor que la mentalidad anglosajona atribuye a los colores. El azul, al que tan gozosamente cantó Rubén Darío, es para ellos un símbolo de tristeza (y de ahí lo de Blue Monday o la música de blues). El negro, en cambio, puede identificarse con la alegría de las compras, tal que sucede con el Black Friday que los americanos han exportado a todo el mundo. Rarezas de guiris, sin duda.

Los galeses, en particular, parecen obsesionados con el cálculo de jornadas dichosas e infaustas. Fue también un equipo de la Universidad de Cardiff el que años atrás situó el día más gozoso del año en la fecha del 23 de junio, fiesta de San Juan y también de Santa Agripina.

El hallazgo se basaba en factores objetivos tan diversos como el cambio de ciclo climático, el tránsito hacia el solsticio de verano, el sol, el aire libre y las buenas temperaturas propias de esa fecha. Algo de razón debían de llevar los autores de tan ardua investigación, si se tiene en cuenta que la víspera de San Juan es pretexto para que se organicen multitudinarias fiestas en las playas, donde los chavales -y algunos que ya no lo son tanto- rinden imparcial culto a Eros y a Baco. De hecho, las bacanales del solsticio de verano podrían ser el más directo antecedente del botellón.

Parecidos cálculos, solo que de orden inverso, han llevado a los incansables científicos galeses a descubrir que el peor día del año para el ánimo es un lunes de enero como el de ayer.

Cliff Arnall, el psicólogo autor del invento, se ha limitado a mezclar en coctelera el mal tiempo, las deudas que se arrastran de las fiestas de Navidad y los propósitos de Año Nuevo -que empiezan a incumplirse ya a estas alturas- para obtener su fórmula matemática. Así es cómo ha descubierto que el tercer lunes de enero viene a ser exactamente el día más desdichado del año, salvo que a uno le toque la bonoloto.

Todo esto ya lo sabían, sin necesidad de pisar un aula universitaria, los que en España inventaron el concepto de "cuesta de enero" para referirse a los consumidores que tan graves dificultades encuentran para coronar la cumbre de este mes. Más que un día en particular, aquí son treinta y uno los que el agobiado ciudadano debe sufrir en enero como consecuencia de las subidas de precios con las que el Gobierno inaugura cada ejercicio anual.

No hay, en realidad, lunes alguno sin tristeza. Lo saben bien los millones de parados que pasean su melancolía bajo el lánguido sol del invierno; e incluso los felices propietarios de un empleo que ese día emprenden la rutina semanal a la espera de que llegue San Viernes. Será que los psicólogos de Cardiff no tenían nada mejor que hacer y se han sacado de la manga la fórmula matemática del Blue Monday. A ver qué es lo que nos venden.

stylename="070_TXT_inf_01">anxelvence@gmail.com

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