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Javier Cuervo.

Un millón

Javier Cuervo

Gran país, gran fracaso

España es una gran nación y, sin cambiar un dato, un gran fracaso. Hay una hermana del Rey en el banquillo por beneficiarse de una corrupción hecha utilizando la corona en su lugar de veraneo y el principal empeño de varios representantes del Estado es que se le aplique la impunidad Botín por la que, si no te acusa el Estado, no hay delito del que responder. El banquero Emilio Botín ideó, en compañía de otros, un producto bancario que eludía el pago de las retenciones a Hacienda, con el que captaron 2.500 millones de euros entre clientes que sí fueron perseguidos por la Agencia Tributaria. La fiscalía no vio delito y el Tribunal Supremo dictaminó que la acusación particular no bastaba. Botín dejó su fortuna a sus herederos y ese legado a los vivos.

En Cataluña, un revoltijo que no alcanza a ser la mitad de su población quiere independizarse del resto de España y, en su afán de alcanzar cualquier acuerdo, han logrado un acuerdo cualquiera que "corrige" lo que no se consiguió en las urnas, según Mas. Lo correcto no es lo que votan los ciudadanos, que no acaban de acertar eligiendo, animalicos. El nuevo presidente se enfrenta al fenómeno extraterrestre de "los invasores" y el que no lo pudo ser se alegra de que la situación haga daño al país al que no quiere pertenecer. Aún no es independiente y ya se comporta como un vecino. Cataluña puede ser un gran país y también un gran fracaso por las mismas razones de corrupción (al 3%) y de acuerdo a contragente.

En Madrid, el Gobierno busca otro acuerdo de esa naturaleza, ahora apresurado por la situación de Cataluña. Aunque sea con el PSOE. Se trata de sumar una mayoría suficiente para seguir la misma línea de gran país, descontando el descontento, la corrupción, el fracaso económico, la dependencia económica. Deprisa, deprisa, hay un gran país en el que seguir fracasando grandemente.

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