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Nombres propios

Carlos Vázquez, profesor y librero

Son muchos los estudiantes que pasaron por las aulas del Instituto y de la Escuela Normal de Ourense, en la década de los sesenta, que reconocen haber tenido suerte por tener como profesor a Carlos Vázquez, docente enormemente agradable, con una gran empatía y siempre con humor. Lo que en aquellos tiempos era una bendición casi divina. Carlos Vázquez, también importante librero ourensano, regentando la librería Tanco en la calle del Paseo, fue profesor de lengua y literatura francesa en los centros citados al principio. Todos los recuerdos que de él tienen sus estudiantes son muy agradables y positivos. Este sentimiento y sensación son compartidos por sus ex-estudiantes como Gonzalo Fernández, Gonzalo I. Sueiro, César Varela, C. Ocampo, Modesto Hermida, José Paz, Bieito Batán, Ana Nóvoa, Carmen G. Adán y otros muchos. Todos recuerdan de sus enseñanzas lo bien que sabía enseñar a pronunciar de forma adecuada la lengua de Molière, Víctor Hugo, André Gide, Sthendal, Balzac, Emile Zola, François Mauriac o Romain Rolland.

Sin embargo, todos destacan por encima de todo lo admirable que en él era la estrategia de abrirle los ojos a sus alumnos, en aquellos tiempos obscuros y llenos de miedo, contando infinidad de anécdotas, plenas de encanto y humor. Muchas referidas a nuestra ciudad y a temas ourensanos. Aquellos comentarios suyos tan bien expresados en las aulas, rompían positivamente los habituales temas aburridos de muchas clases. Eran como un manantial de agua fresca, que se gravaban permanentemente en la memoria de sus estudiantes y hacían que sus aulas fueran muy atractivas y motivadoras, agradables y luminosas. Su estrategia didáctica principal era el humor, pues nunca estaba enfadado y por eso todos sus alumnos se encontraban muy a gusto en su clase. Entre muchas de sus anécdotas, se puede destacar aquella en la que cuando un alumno leía una palabra con diéresis y se equivocaba, el profesor Vázquez enseguida señalaba: "Esas dos cagaditas de mosca están ahí para algo y no de adorno". Con un comentario tan gracioso ya, en el futuro, nadie se podía olvidar del tema y, como lo hacía con un verdadero sentido humorístico, siempre sentaba bien y no molestaba. Especialmente, porque en muchas otras aulas de otros docentes, el autoritarismo de los mismos era tan elevado, que incluso los estudiantes tenían, más que miedo, pánico. Carlos Vázquez, todo un demócrata, hacía de sus clases algo balsámico en aquellos tiempos de una juventud reprimida. Hermosos eran aquellos sus chistes sobre temas reales, que provocaban grandes sonrisas. Entre ellos, queremos destacar especialmente dos. En primer lugar, cuando le contó a sus alumnos que una vez un alcalde de Ourense, ciertamente mediocre (como otros muchos de antes y ahora), quería derribar el Puente Viejo para eliminar el cambio de rasante. Las risas de los estudiantes al oír esta anécdota real todavía se pueden escuchar hoy.

En segundo lugar, aquella en la que comentó que otro mediocre alcalde, que es mejor callar su nombre, después de haber bebido bastante de nuestro buen vino del Ribeiro, en unas fiestas mayores de la ciudad, las del Corpus del mes de junio, desde el balcón de la Casa Consistorial, se dirigió a los piragüistas del descenso del Miño, y les llamó "paragüistas". Sería por aquello de ser la nuestra, tierra de afiladores y paragüeros.

El magisterio de Carlos Vázquez no terminaba en sus fantásticas clases del Instituto y de la Normal, donde hubo otros grandes docentes que debemos recordar: Alfonso Vázquez, Juan Luis Saco, Ferro Couselo, Patrocinio Armesto, Agustín Madarnás, Juliana Otero, José Nieto, Emma Sáinz-Amor, Manuel Albendea, Carmen L. Lucas, Carlos Criado, Bruno Martínez, Mª Luisa Lorenzo, Gerardo Salgado, Santos Ortega y Gloria Vidal. Su magisterio continuaba en su librería Tanco de la calle del Paseo.

Todos los ourensanos que siempre disfrutaron de la lectura y gozaban de gran aprecio por los libros, tenían su cita obligada en la librería Tanco de Carlos Vázquez, un verdadero faro cultural. Acudir allí era para todos un inmenso placer. Su propietario estaba siempre alegre y con humor y ello transmitía vibraciones muy positivas. Era fantástico conversar allí con todos y muy en especial con Carlos Vázquez. Con Manolo, que siempre fue un computador ambulante de libros y, por supuesto, todavía está a día de hoy en Tanco, ahora en la calle de Cardenal Quevedo. Él puede, si quiere, contar muchas cosas. La contabilidad la llevaba de aquella manera el poeta Antonio Tovar, porque él fue siempre esencialmente poeta y no contable. Sobre todo lo antes mencionado pueden dar testimonio adecuado Vicente R. Gracia, Gonzalo Iglesias Sueiro, Santiago Lamas, Agustín Valencia y otros muchos, que acudían a diario a beber de la cultura de los libros de Tanco y que tienen hoy, en los temas de su preferencia, fantásticas bibliotecas particulares. Carlos Vázquez era un magnífico librero que en su trastienda tenía en aquellos tiempos, para las personas ávidas de leer, conocer y descubrir, verdaderos tesoros, exponiéndose a muchas represalias políticas. Y frente, nada más y nada menos, que al Gobierno Militar de Ourense, y muy cerca del Gobierno Civil, con su policía secreta y la de la Brigada Político-Social (una especie de "PIDE" portuguesa de la dictadura de Salazar). Gracias a Carlos Vázquez muchos fueron los que pudieron leer los libros que estaban prohibidos por el franquismo y su dictadura. Entre ellos, los de la mexicana editora Era, los de Ruedo Ibérico, que se editaban en Francia y los publicados por la emigración gallega en Argentina, Uruguay y Cuba, especialmente, junto con los mexicanos. Muchos pudieron acceder por primera vez, gracias a la trastienda de la que hablamos, a las obras de Castelao, y entre ellas muy especialmente, al Sempre en Galiza, conocido como la "Biblia de los Gallegos", en la edición argentina de la editorial Galicia de Buenos Aires. Pero también al Album "Nós", As cruces de pedra na Galiza, Milicianos, Galicia Mártir y Atila en Galiza. Y otros muchos como el Galicia Hoy, editado por Ruedo Ibérico, uno de cuyos autores, empleando el seudónimo de "Santiago Fernández", era esa gran persona y gallego bueno y generoso que fue Isaac Díaz Pardo; el otro, Luis Seoane, bajo el seudónimo de Maximino Brocos. Y como el titulado Vida, paixón e morte de Alexandre Bóveda, escrito por Gerardo Álvarez Gallego, que tanto abrió los ojos a muchos ciudadanos gallegos sobre la eximia figura de un mártir galleguista, que había nacido en Ourense. Como de Ourense eran los autores y el coordinador de esa magna obra editada en Buenos Aires, en 1962, bajo el título de Historia de Galiza, por la editorial Nós en tres volúmenes, al cuidado de Ramón Otero Pedrayo, y con la colaboración de autores tan prestigiosos como Florentino López Cuevillas, Jesús Taboada Chivite y Vicente Risco. Que se podía adquirir en la trastienda de Tanco. Gracias a tan importante trastienda, además de los libros citados, los grandes lectores ourensanos podían acceder a los libros de García Lorca, Wilhelm Reich, Carlos Marx, Marta Harnecker, Georges Politzer y Alexander Oparín. Y a las monografías sobre el cine soviético de Dovjenko y Einsenstein, y las de la editorial Era mexicana dedicadas al gran director de La huelga y El acorazado Potemkin, y una sobre el filme Morir en Madrid del director Frederic Rossif, dedicado a la guerra civil. La trastienda de Tanco se había convertido, gracias al profesor y librero Carlos Vázquez, en una "escuela de las luces" sin poder estar a la luz y al aire libre. Porque incluso, allí se desarrollaba muchas veces una importante tertulia cultural secreta, de la que eran asiduos un excelente contertulio como Carlos Vázquez y sus amigos el Dr. Manolo Peña-Rey, el gran filósofo Manuel Albendea, el psiquiatra Santiago Lamas, el empresario Augusto Valencia, los profesores José Luis López Cid y Vicente Villar, el escritor Eduardo Blanco Amor, cuando estaba en la ciudad, el maestro Gonzalo Sueiro e incluso el empresario Alberto Ferrer, hermano del que fue presidente de la Diputación y alcalde de la ciudad, David Ferrer, de ideología reaccionaria, pero sin embargo con bastante buena labor para la ciudad y provincia. En las tertulias, naturalmente, participaba también, por ser un trabajador de la librería, el poeta Tovar, autor de esos interesantes libros poéticos en gallego titulados Diario íntimo dun vello revoltado y Non. Algunas veces se sumaban a estas tertulias los artistas Alexandro, Vidal Souto, Acisclo Manzano y Jaime Quessada. Y en otras ocasiones Martínez Randulfe, Agustín Perianes, Antonio Estévez, Concha Limia, Carlos López Polo, Sergio y Luis Sandoval y Francisco López Cambeses.

De alguna forma, Tanco, su trastienda y sus tertulias, con Carlos Vázquez de "Alma Mater", fue el germen del nacimiento, en la transición de la dictadura a la democracia, de la Junta Democrática de Ourense. En la que, entre otros, participaban Manolo Rego Nieto, Manolo Peña-Rey, Fermín Novo, Alfonso Sánchez Izquierdo, Javier Martínez Randulfe, José Luis López Cid, Jaime Quessada, M. Gándara, Anselmo López Morais, Eustaquio Puga y Gonzalo Iglesias Sueiro. Durante la represión terrible, con detenciones incluidas y agresiones físicas y torturas en comisaría, sobre los representantes de las denominadas Comisiones Campesinas, tenemos que destacar la solidaridad de Carlos Vázquez llevando comida a los detenidos en los propios locales del Gobierno Civil. Como tampoco podemos olvidar, que antes de fallecer formó parte de la primera junta directiva del Ateneo de Ourense elegida de forma democrática, presidida por el Dr. Cabaleiro Goás, ya más tarde sustituido por Manuel Albendea. Cuando Carlos Vázquez falleció fue sustituido por ese gran jurista que fue Fernando Díaz Seoane. En la directiva estaban también Temes Ramos, Carmen Encinas, Celso Montero, Díaz Núñez, Randulfe, Quessada, Tovar Bobillo y Sueiro.

En la Tanco, ya a la luz, los ourensanos podían adquirir las hermosas obras de los escritores que en aquella época estaban de moda, sin perder su valor literario, como Pearl S. Buck, Lajos Zilahy, Gabriela Mistral, Juan Ramón Jiménez, John Steinbeck, Mika Waltari, Somerset Maughan, Boris Pasternak, Constant Virgil Gheorghiu, William Faulkner, Rabindranath Tagore, Frans Eeemil Sillanpaa, Knut Hamsun, Henrik Ibsen, Thomas Mann, François Mauriac y Luigi Pirandello. Todavía hoy Tanco conserva uno de los fondos editoriales y de libros más importantes de España. Y lo tenemos en Ourense, aunque muchos ourensanos no lo sepan.

Incluso, con el nombre de Gráficas Tanco, Carlos Vázquez había creado una interesante editorial e imprenta, donde se imprimían por ejemplo los programas del Cine Club Miño y los de la Sociedad Filarmónica Orensana. Y muchos e importantes libros, que estaría bien recuperar. Como importante, y de sobra merecido desde hace tiempo, sería organizar en nuestra ciudad un homenaje a tan importante profesor, librero, editor e impresor, cuya influencia en la ciudad a favor de la cultura y la democracia fue decisiva.

(*) Educador social y animador cultural

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