Dice mi "coach" que cualquier propósito de año nuevo, cualquier cambio sustancial de nuestra vida, por pequeño que sea, exige un plazo ininterrumpido de 21 días practicándolo. Les ocurre a los que pasan por la camilla del cirujano plástico: tardan justamente tres semanas en acostumbrarse a su nuevo aspecto. O el reconocimiento del miembro fantasma de los amputados: 21 días. Para llevar a cabo ese propósito de emprender nueva andadura como objetivo irrenunciable, lo que los ingleses denominan "new year resolution", se necesitan dos ingredientes fundamentales: disciplina y compromiso. Sin ese aderezo el guiso no saldrá del todo comestible. Crear un hábito es como utilizar un músculo que hace tiempo que no empleamos. El primer día costará trabajo e incluso aparecerán agujetas. Pero a medida que lo ejercites, el músculo irá tomando fuerza. Piensen qué quieren cambiar, qué propósito asumen para este 2016 y practíquenlo durante 21 días. Y si funciona, háganmelo saber. Para también intentarlo.