Año nuevo, elecciones nuevas. Este es el escenario más plausible si uno atiende a las corrientes de fondo que mueven la política estatal. Mariano Rajoy no suma apoyos para gobernar ante la negativa contumaz de Pedro Sánchez, y el PSOE, por mucho que lo intente su secretario general, también lo tiene complicado. Por eso sus críticos ya se mueven pensando en una nueva contienda electoral y en estrenar cabeza de cartel.
| El PP. El PP ya ve imposible gobernar, tras el rechazo rotundo del PSOE, y se ha quedado quieto esperando acontecimientos. Como ya le han rehusado, ni siquiera presenta un plan de reformas con que convencer a sus eventuales socios y de paso evidenciar ante los electores que ha tomado nota de la derrota y de lo que le piden los electores. Lo deja para la campaña electoral, cuando intentará convencer a los votantes fugados a Ciudadanos de que ya no valen experimentos y voten "estabilidad". El partido de Rivera puede desinflarse, ahora que los votantes no lo perciben como clave para el cambio, y el PP puede recuperar a sus desencantados. Eso sí, debería ofrecerles algo más que estabilidad. Esta baza ya la jugó el 20-D y no sumó hasta la mayoría absoluta. En el escenario actual, puede pescar en río revuelto, pero ¿será suficiente?
| El PSOE. Una buena parte del PSOE, no sé si la mayoría, piensa ya en nuevos comicios y se ha puesto a trabajar en ello. Ese sector comandado por la andaluza Susana Díaz, analizó el 20-D, y concluyó que las cuentas no le dan al PSOE. Mejor repetir elecciones, eso sí con otro cabeza de cartel, que levantarse con Pedro Sánchez en Moncloa solo con 90 diputados en el Congreso, y tener que pactar cada ley, cada presupuesto con unos seis grupos parlamentarios. Porque el PSOE para gobernar necesitaría el apoyo de Podemos, cuyos diputados se dividen en cuatro grupos, pero además debe negociar con IU, ERC o CiU o PNV. No sé si Susana Díaz y sus aliados conseguirán su objetivo, pero de entrada han "debilitado" al secretario general socialista, que se precipitó al rechazar al PP y salir a intentar un Gobierno de progreso. Puso el foco de atención en el PSOE, y no en el PP, que es quien perdió la mayoría absoluta.
| La segunda plaza. El PSOE es el partido que más se juega en este momento. El que más difícil lo tiene, haga el movimiento que haga. ¿Gobernar con el apoyo de los independentistas o enfrentarse a unos nuevos comicios, donde corre el riesgo de verse sobrepasado por Podemos? El gran problema de los socialistas no es no haber derrotado al PP, ya le pasó otras veces, sino que se ha quedado a solo 21 escaños de Podemos. En votos, sólo sumó 341.305 papeletas más que el partido de Pablo Iglesias. En Madrid ya son cuarta fuerza y en Galicia, tercera. La diferencia que los populares sacaron a Rivera fue de 3,7 millones de papeletas y 83 diputados más. El PSOE se enfrenta a ser desplazado a tercera fuerza y dejar de ser visto como alternativa de gobierno. En unas nuevas elecciones, la gran incógnita a despejar será quién es la segunda fuerza: PSOE o Podemos.
| Podemos. El partido de Pablo Iglesias quiere comicios desde la misma noche electoral. Lo dejó claro al poner como línea roja al PSOE el reférendum de Cataluña. Su victoria sería ocupar la plaza del PSOE. ¡Un partido nacido en las europeas de 2014 que bate a una organización con 136 años de historia y que durante 22 años presidió el Gobierno de España! Además tras la debacle de IU, que solo consiguió dos escaños, podría intentar de nuevo captar a este partido. Sus 900.000 votos podrían suponer hasta 13 escaños más para Podemos, es decir recortaría en 8 diputados la diferencia con PSOE. Eso sí, Podemos debe afinar la estrategia. Si se le ve demasiado interés en tumbar al PSOE y no ponerse cuanto antes a solucionar los problemas de los deshauciados, los parados, los dependientes, puede sufrir un correctivo en las urnas.
| Ciudadanos. Es al partido que menos le conviene una cita con las urnas ya. Tras su fiasco el 20-D, al conseguir 40 escaños que no condicionan gobierno, corre el riesgo de ser reabsorbido por el PP. Albert Rivera tendrá que replantearse seriamente su estrategia, si no quiere que se le escape el voto útil de centro-derecha.
| ¿Y en Galicia? La situación se complica. Si hay nuevas elecciones, se baraja mayo o junio, Alberto Núñez Feijóo podría replantearse la opción de no agotar legislatura. ¿Sería conveniente celebrar comicios en primavera para llegar a fin de año y volver a convocar a los gallegos a las urnas? Viendo que el escenario vira hacia unas nuevas elecciones, las palabras del lunes del portavoz del PPdeG en el Parlamento gallego, Pedro Puy, cobran relevancia. Abría la puerta a que la fecha de los comicios autonómicos dependa de que lo pase mas allá del Padornelo. El propio Feijóo en el Comité Ejecutivo del PP que analizó el 20-D advirtió de "las prisas" por despejar el rompecabezas de la gobernabilidad porque en Galicia hay elecciones en 2016.
| El candidato del PPdeG. Los populares gallegos no saben cuándo celebrarán elecciones, pero tampoco quién será su candidato. Feijóo todavía no ha desvelado sus intenciones, y eso que ya hay quien le está presionando para que de un paso al frente en la escena estatal. En todo caso, Rajoy ha sido rotundo y anunció que si hay nuevos comicios será él el candidato. Un aviso a navegantes con la clara intención de evitar que en el PP se repita la jaula de grillos del PSOE.
| Los congresos. El PP había previsto celebrar en el primer trimestre de año el congreso regional y los provinciales que apuntalarían la renovación con la que Feijóo intenta frenar el desgaste en las urnas. En A Coruña y Pontevedra le urge porque sus presidentes, Carlos Negreira y Rafael Louzán, están en situación de impasse. ¿Habrá de posponerlos?
| ¿Cambio en la Xunta? Tras el shock de perder cinco diputados y más de 250.000 votos, el PPdeG recupera cierto optimismo. Esgrime que la Xunta no está perdida porque el daño al PPdeG se lo inflige Ciudadanos, y esta formación tras el 20-D está a la baja. Era el partido de Rivera el que le hacía perder la mayoría absoluta, en la extrapolación de las elecciones generales a las autonómicas, pero si Ciudadanos repliega alas y no se recupera, los populares repescarían votos fugados a Ciudadanos y podrían amarrar San Caetano.
| PSdeG. Si hay elecciones generales de nuevo, significará que Pedro Sánchez perdió el duelo con los críticos, lo que dejaría tocado a José Ramón Gómez Besteiro, quien ha apostado con contundencia por Sánchez. Besteiro además ha de librarse de su imputación. El día 12 declara ante la juez Pilar de Lara. Si es desimputado, entonces José Blanco habrá de decidir si da la batalla por la candidatura a la Xunta en las primarias. Blanco, que se ha decantado, aunque no públicamente por Susana Díaz, ha aprovechado la campaña para sondear apoyos en Galicia.
| En Marea. En las elecciones gallegas podría pasar lo mismo que en las generales. Que la gran incógnita a despejar es qué fuerza será la segunda: PSdeG que el 20-D logró 60.000 votos menos que En Marea, o esta última fuerza, que ha irrumpido con seis escaños en las Cortes y ya gobierna las ciudades de A Coruña, Santiago y Ferrol. Igual que populares y socialistas, el proyecto impulsado por Podemos, Anova, IU y las Mareas no tiene candidato. Pero aunque no haya cabeza de cartel, no lo duden, empezamos el año en precampaña.
| El BNG. No me olvido de la formación frentista. Los electores decidieron el 20-D que no repitiera cuatro años más en las Cortes. Mucho debieron de hacer mal en el Bloque para sufrir semejante castigo, así que deberían dejar de buscar causas exógenas y averiguar en que se han equivocado para explicar la derrota. Mal va el BNG si uno de sus máximos dirigentes en su reflexión postelectoral culpa de sus males a los "nacionalistas sin el menor escrúpulo" que votaron a En Marea. ¿Así quieren recuperar antiguos votantes? ¿Se imaginan a ustedes a Rajoy explicando el mal resultado del 20-D porque electores de derecha "sin escrúpulos" han preferido a Ciudadanos?
