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Santiago Lago Peñas.

A contracorriente

Sé que voy a contracorriente. Pero lo asumo. En política cada vez me interesan menos los grandes discursos (habitualmente vacíos cuando los analizas en detalle), las estrategias de confrontación (que absorben la mayor parte del tiempo de los representantes políticos), el maniqueísmo (que todo lo clasifica en blanco o negro), y la lucha por el poder (eso lo dejo para cuando veo en la televisión Juego de Tronos). Lo que me interesa de verdad son los problemas concretos, las estrategias bien pensadas, los consensos en los asuntos de país, y el diseño y ejecución de las políticas públicas. En definitiva, la política en minúsculas, la que hace poco ruido, la más aburrida? pero la que de verdad es relevante para el bienestar de las personas en el largo plazo.

Con este enfoque, poco tengo que decir sobre un posible adelanto electoral en Galicia, las perspectivas electorales de unos u otros, o las posibles aritméticas electorales. Al contrario, giro el foco hacia el plan estratégico global que la Xunta está diseñando y en el que me toca participar como asesor independiente. Mi opinión es que, en su conjunto, el plan en su versión actual es el mejor que hemos tenido en la historia de la Xunta. Podemos discutir algunos elementos, acentos y prioridades. Y es obvio que la estrategia debe concretarse no solo en presupuesto sino y sobre todo en diseño concreto de cada política pública. Pero el diagnóstico y las estrategias generales son, en lo fundamental, correctas. Es una pena que hayamos tardado tanto en contar con el plan. Pero lo sería todavía más que un posible cambio de gobierno en menos de un año hiciese que todo fuese arrojado a la papelera y que hiciésemos como hasta ahora: llegar y partir de cero, perder el tiempo en volver a diseñar estrategias sin partir de lo que ya tenemos y podemos aprovechar.

Evitar esta pérdida de tiempo pasa, en primer lugar, por consensuar en el Parlamento el Plan. Ese debería ser el objetivo para los próximos meses hasta el verano. Aparcar las diferencias y los intereses electorales y pensar en los elementos que nos deberían valer a todos.

Algunos, la mayoría, leerán esto y pensaran que soy un iluso; los más generosos pensarán que soy un iluso bienintencionado. Por eso, dedico la columna a la minoría que cree que no existe ningún impedimento divino o legal para no hacer las cosas de otra manera y que cree, por tanto, que Galicia podría ser un país más próspero, con menos incendios, más niños, más equilibrado territorialmente, con más empresas y más internacionalizado; entre otras muchas cosas positivas.

*Director de GEN (Universidade de Vigo)

@SantiagoLagoP

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