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Antonio Rico

"Gran Hermano" en Versalles

La experiencia nos enseña que cuando una serie histórica se presenta como "la más cara de" o "la más ambiciosa desde", cuando la promoción de esa serie insiste más en los millones gastados en decorados que en la calidad del guion, y cuando las polémicas que no tienen nada que ver con la serie levantan más polvo que la propia serie, nos encontramos ante una serie lujosa, espectacular, polémica y vacía. Y eso es "Versalles" (Canal+ Series Xtra). Un lujo visual. Puro espectáculo con excusa histórica. Aburridas polémicas alrededor de la elección del protagonista. Y mucho vacío.

Luis XIV, rey de Francia, se larga a Versalles (que todavía no es el desmesurado palacio que llegará a ser) huyendo de las conspiraciones de la corte parisina. Allí, en Versalles, el rey vive rodeado de una multitud de nobles, cortesanos, sirvientes, amantes y un jardinero que es un soplo de aire fresco entre tanta majadería. Los trajes de los personajes están muy bien, y las intrigas políticas al estilo de "House of Cards", y hasta tiene gracia saber que un actor británico interpreta al rey francés en una serie rodada originalmente en inglés. Y poco más. El vacío de "Versalles", más allá del poco relevante esfuerzo en reproducir algunas costumbres del siglo XVIII (la reina debía dar a luz en público, por ejemplo), convierte a la serie en una especie de "Gran Hermano" en Versalles con sus "nominados", expulsados, aventuras sexuales, confidencias a medianoche, secretitos, alianzas, amores y odios. De acuerdo, en el segundo capítulo ya escuchamos a Luis XIV decir "Yo soy el Estado", que es la frasecita que define al Rey Sol tanto como el "Bond, James Bond" define al agente 007. El irrespirable ambiente de Versalles y el alejamiento del rey y de sus nobles del mundo real, sin embargo, no debería sorprendernos tanto porque no hay grandes diferencias cualitativas entre el Versalles de Luis XIV, el palacio del Elíseo de Hollande, la Casa Blanca de Obama o incluso la Moncloa de Rajoy. Que no nos confundan las bufandas de Hollande, el indulto de Obama a un pavo o las partidas de dominó de Rajoy. Hoy seguimos en Versalles porque la gran política es la casa de "Gran Hermano" sin cámaras y sin Mercedes Milá alimentando el espectáculo.

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