Los resultados electorales del domingo han generado desconfianza en los mercados financieros y disgusto en Bruselas. En general, los mercados financieros se decantan por la estabilidad política y por las políticas ortodoxas. Les hubiese gustado un reparto de escaños menos disperso, que hubiese permitido pactos binomiales entre PSOE, Ciudadanos y PP. Descartada la gran coalición entre los dos primeros, se complica mucho la consecución de gobernanza estable y la sombra de una repetición de elecciones aparece en el horizonte. La prima de riesgo y el IBEX-35 no van a pasar semanas fáciles.

En lo que concierne a Bruselas, mi sensación es que en los últimos meses la Comisión Europea ha dejado hacer. El déficit público no va a acabar en el 4,2% prometido para 2015. Aún así, la Comisión no protestó ante el anuncio de adelanto de la rebaja del IRPF prevista para 2015 (con un coste estimado superior a una décima), o ante unos presupuestos para 2016 que recogen mejoras a los empleados públicos que no encajan con los planes del gobierno hasta 2018 remitidos a Bruselas. Y es posible que haya dejado hacer pensando en que esas medidas favorables desde un punto de vista electoral facilitarían la vida al gobierno y mejorarían sus expectativas ante el 20-D.

No ha sido suficiente y eso aumenta la probabilidad de que en las próximas semanas, la Comisión Europea va a hacer público un informe duro sobre la economía española, exigiendo la vuelta a las medidas de consolidación fiscal y la perseverancia en las reformas.

*Director de GEN (Universidade de Vigo)

@SantiagoLagoP