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La danza de los peces

Resulta muy revelador ver estos días una nueva sesión de fuegos artificiales salidos de los despachos oficiales cuando se acerca el fin de año, en paralelo al anuncio del Freixenet con sus burbujas doradas, tenemos la danza ritual del Ministerio que ha renunciado a llevar referencias al mar o a la pesca y la Comisión Europea con las cuotas de pesca como partitura.

Siempre es igual, como las campanadas o la lotería. El Gobierno se fija unos objetivos ambiciosos, con el coro de aduladores de fondo, y la Comisión ofrece una miseria. Al final, Bruselas mejora un poco la cifra de la miseria simulando una cesión y el Gobierno se muestra moderadamente satisfecho, y finalmente todos contentos, porque dicen que podía haber sido mucho peor.

Una danza decadente ante el decorado desolador de las economías marítimo-pesqueras, ante los constantes planes de reducción de la flota, ante los desguaces subvencionados, ante las deslocalizaciones programadas, ante la renuncia de la UE a acuerdos pesqueros con países terceros, etc. Europa decidió que a España le sobraba mucha capacidad pesquera pese a contar con un mercado muy amplio y obligó a cercenar nuestra flota y poner la industria alimentaria marítima en manos de otras flotas y de comercializadores que pescan en países extracomunitarios e importan a precio de saldo.

Las importaciones, esa otra enfermedad de nuestro sector. España continúa siendo el principal mercado de pescado de Europa. Si quieren un mercado único para vender, permitan también un mercado único para producir (en este caso para pescar) permitiendo que los buques europeos, cualquiera que sea su origen, pesquen en aguas europeas, hasta llegar a un límite definido.

Esa es la gran trampa que los negociadores españoles permitieron a Europa, y desde nuestro ingreso en la CEE en la década de los 80 se impone el guión previsto: muerte a nuestra pesca y a toda su economía derivada, mientras los socios del norte inundan nuestros mercados con lo que antes pescábamos nosotros.

Una danza macabra que todavía tiene otro ingrediente. Los famosos informes científicos a los que nunca tuvo acceso el sector y que determinan los tacs y cuotas, los límites de pesca teóricos para mantener vivos los caladeros. Informes trufados de los más espurios intereses de lobbies económicos, disfrazados de sostenibilidad, una dimensión más de esas palabras de moda que determinan la más cruda hipocresía internacional.

Una danza bufa que seguirán escenificando estos burócratas, mientras la pesca española es una pírrica sombra de lo que fue.

*Presidente de la Asociación Española de Titulados Náutico Pesqueros (Aetinape)

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