Uno : Bo-cha-tra -pa
A ver, ¿quién no se acuerda de la BO-CHA-TRA-PA, aquella campaña que en los años sesenta organizó la parroquia de Marín-centro para dotar al nuevo templo de campanas? Consistía en la recogida de botellas, chatarra, trapos y papeles que se depositaron primero en un local de la Rúa do Sol y, después en los garajes de Maki, en Jaime Janer. Uno que tiene un pie en aquella época, recuerda cómo muchas personas aprovecharon para que les limpiáramos bodegas y trasteros y, en efecto, los voluntarios, casi todos chavales de la Acción Católica, hicimos un trabajo de higienización del pueblo que a alguno le costó más de una infección al cortarse con latas y cristales, y fuimos llenando los camiones que nos cedía la Escuela Naval para el transporte de todo el material que, al final fue vendido a traperos y chatarreros y, aunque no se consiguió todo el dinero preciso, si es verdad que fue una gran ayuda para comprar las campanas que hoy, tras medio siglo siguen tañendo en el alto del campanario. La BO-CHA-TRA-PA, sobre todo al principio, tuvo la virtud de concienciar al pueblo de que se podía conseguir lo que parecía imposible con colaboración de todos y con dedicación del voluntariado que brindó su colaboración y esfuerzo.
Concierto
