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De la Banda de Música al Ideal Cinema

Primero fue la banda de música y luego surgió el cine infantil. Prácticamente cuando se diluyó la primera comenzó su funcionamiento el segundo, como si tuvieran algún tipo de incompatibilidad no reconocible. Ambas actividades resultaron primordiales entre los Exploradores pontevedreses.

La Banda de Música de los Exploradores se formó cuando la institución se puso en marcha y en julio de 1914 se hizo cargo de su dirección el maestro Juan Serrano a través de un concurso público. No fue la primera agrupación musical integrada solo por niños que hubo en esta ciudad, porque antes existió la Banda de Música del Hospicio del maestro Antonio Licer.

Como la institución tuvo su sede inicial en la parte norte del Convento de San Francisco hacía la calle Aduana, allí empezó a ensayar la banda en un gran salón. Con el paso del tiempo, la banda se convirtió en una verdadera escuela de música. Hipólito de Saá hizo un retrato de época de aquel grupo, con sus motes antes que sus nombres: O Cerote, O Peideiro, O Friaxe, O Chinito, O Polaco, O Laberco y un largo etcétera.

Coincidiendo con una reorganización general, los Exploradores pasaron a instalarse durante los años veinte en una casona ubicada entre las calles Maceda y San Nicolás, que antes había sido el salón de baile El Edén.

Emilio Teijeiro sustituyó al maestro Serrano al frente de la banda, pero murió pronto y ocupó su puesto Agustín Sánchez, hasta entonces director de la Banda de Caldas de Reis.

Después de proyectar con éxito algunas películas entre sus propios asociados, los responsables de los Exploradores apostaron por el montaje de un cinematógrafo como vehículo de captación de fondos y también de chavales para reforzar la organización. Así nació el Ideal Cinema el domingo 26 de octubre de 1919.

Tres años después el filántropo Ramón González, natural de Porriño y enamorado de la institución, adquirió el local y lo cedió a los Exploradores en un inusual gesto altruista. Para entonces su cinematógrafo rivalizaba con otro semejante del Círculo de la Juventud Antoniana, que celebraba sus sesiones en el antiguo Petit Palais de la calle Riestra.

Inicialmente la Banda de Música de los Exploradores amenizaba las películas mudas, pero parece que enseguida se cansaron de tocar sin cobrar ni cinco céntimos y el asunto terminó mal. La banda languideció con el cine o por culpa del cine.

El Ideal Cinema o el Cine de los Exploradores vivió grandes temporadas durante la segunda mitad de los años veinte. Particularmente hizo las delicias del público infantil y juvenil en sus sesiones dominicales. Luego el Teatro Principal dio buena cuenta de su competidor directo a principios de los años treinta con la implantación del cine sonoro.

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