Necesitamos remover obstáculos. Existen demasiadas trabas en demasiados sitios. Y en esto el sector público tiene la mayor parte de la responsabilidad. Porque la administración no está pensada para fomentar las soluciones innovadoras dentro y fuera de sus estructuras, porque aparece obsesionada con procedimientos y papeleo, y porque mete en el mismo saco proyectos enormes y proyectos muy pequeños. Lo que perciben los ciudadanos desde fuera (y los funcionarios desde dentro) es que gastar bien o mal no importa, lo que es relevante es que se cumplan los protocolos. Y todo lo anterior ha sido estimulado por la crisis y los casos de corrupción: hay que curarse en salud e introducir más controles y mirar los papeles con más calma, aunque sea para detectar defectos de forma.

Tenemos que cambiar. Hay que proporcionar más autonomía a los departamentos dentro de la administración, centrarse más en los objetivos y los resultados que en las formas, exigir más responsabilidad y transparencia a cambio de esa mayor libertad en la gestión. Y eso es lo que deben percibir los ciudadanos en sus relaciones con la administración. Es verdad que se han producido avances, pero a la luz de lo que nos dicen los informes internacionales, son insuficientes.

Algunos ven en este enfoque la puerta a la privatización y el deterioro del sector público. Mi opinión es muy diferente. Es la vía para la mejora de los servicios públicos y para poder contar con un sector público que sea fuerte y ágil como un tigre y no pesado y lento como un elefante.

*Director de GEN (Universidade de Vigo)

@SantiagoLagoP