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PERSONAJES ENTRAÑABLES

"O Capitán Bombilla", loco por amor

Todos éstos "Personajes entrañables" de Ourense de nuestro pasado más cercano nos invitan a reflexionar sobre nuestros comienzos, nuestras alegrías, nuestras pasiones y el valor de la amistad. Todo esto pertenece a ese conjunto de "cosas" que nos hacen sentir cada vez más nuestro Ourense y que casi siempre valoramos más cuando cruzando el Padornelo y nos sentimos como los gallegos que iban a la siega de Castilla. A nuestro lado a la vez que algún vecino sobresalía por algo positivo, había cien que desgraciadamente destacaban por todo lo contrario, eran momentos en los que las miserias y la sinrazón campaban en todos los ámbitos del quehacer diario como último reducto de los vicios heredados de las rencillas, envidias y podredumbre del ambiente insano de la postguerra.

Muchas de estas historias como la que narro a continuación no sería posible si buenos conocedores de nuestros personajes entrañables no nos relataran tan emocionantes é intrépidas historias, como es el caso de Ovidio Fernández Ojea, embajador ourensano de nuestro turismo y hostelería.

A Ponte

Uno de los personajes más relevantes fue un tal Emilio, del barrio de A Ponte, al parecer, de joven un apuesto galán que le hacía "as beiras" a una chica también muy guapa, pero sobre todo de "familia bien", que al parecer era hija de los Borrajo, y? que por cierto de éste matrimonió vino al mundo el afamado escultor ourensano Luis Borrajo que falleció hace 10 años, concretamente el 15 de diciembre de 2005, que creó tan buenas e interesantes obras que engrandecen esta ciudad.

El caso fue que la familia Borrajo le quitó a la chica de la cabeza el tal Emilio y la casaron con otro que convenía más a los intereses de la familia, por lo que el enamorado Emilio "quedó compuesto y sin novia". A la mayoría de los humanos se les hubiese "pasado", pero a Emilio se le fue "la olla", no supo superar la nostalgia y el profundo abismo de la soledad, convirtiéndose en un ser errante que arrastraría su quebrado corazón por tabernas y lupanares a la búsqueda de una cura para su fatídico e incurable mal. Fue entonces cuando Emilio se transformó en un personaje de leyenda "O Capitán Bombilla".

Muy popular

"O Capitán Bombilla" se convirtió de pronto en un personaje conocido por todos. Decían de él que era un "disminuído mental", por aquel entonces toda persona que no fuese por "o rego", corría el riesgo de llevar a rastras ése apelativo, sin embargo el que estas líneas escribe sabe muy bien que fue por el "mal de amor" que como un mal aire se cruzó en su camino.

Vestía unos harapos a modo de abrigo del color del tiempo pasado, imitando un viejo uniforme del ejército. Alternaba el viejo gorro de plato parecido al de un capitán u oficial con una boina de estilo militar. Adornaban su pecho un sinfín de objetos menudos como botones, insignias o viejas condecoraciones y en una mano portaba una vara pequeña a modo de "bastón de mando" hecha con xestas que decían cogía cerca de la Chavasqueira. Pero lo más importante de su atuendo era la famosa bombilla que adornaba su gorra y que dio nombre a su apodo, "O Capitán Bombilla".

Su vida transcurrió entre el barrop de A Ponte y la zona vieja, concretamente la "famosa calle Villar", llamada así por aquel entonces la zona caliente de la ciudad o barrio chino, como se prefiera. Era conocido por su habilidad de engatusar a la gente para que le invitaran a comer y sobre todo a beber, por lo que el que pretendiera reírse de él, al final era "O Capitán Bombilla" el que salía ganado, y después iba a celebrarlo al lupanar de turno con "a Elia" o con "a Socorro", entre otras viejas meretrices expertas en exprimir a todo aquel que vistiese pantalones. Además en el barrio del puente contaba con buenos amigos, como el panadero Camilo, (de su horno salían los mejores roscones y brazos de gitano para las fiestas de la ciudad), que tenía un lugar en la panadería para que descansase sus huesos de la pesada carga de su cruz, e increpaba fieramente al que se atreviese insultar o humillar a "O Capitán Bombilla".

Camilo siempre reservaba un espacio al lado de la leña junto al horno para que los mendigos e indigentes se resguardasen de la lluvia o del frío invierno?, para que nadie tuviera que dormir fuera, decía? "Dios lo tenga en su seno".

Los paseos de "O Capitán Bombilla" no dejaban a nadie indiferente, iba increpando y poniendo firme a todo aquel que se cruzara en su camino, pero a pesar de su mal genio, no hacía mal a nadie y siempre le daban algo.

Campañas militares

Hasta aquí podría ser una historia más o menos interesante, pero por aquel entonces había alguien que no sé si contagiado por su espíritu militar o por su supuesto poder de convicción le seguía la marcha. Se cuenta que en Licores Viso de la calle Progreso, tenía contratado a un contable que estaba bastante "chiflado" y que de vez en cuando recibía la visita de "O Capitán Bombilla". Al parecer tenían conversaciones como ésta:

-Hoxe hai que estar moi atentos porque decateime que "os roxos" van entrar polo Montealegre, dicía el contable.

-Pos hai que organizar a defensa, non nos vaian a coller desprevidos e fagan unha desfeita, contestáballe "O Capitán Bombilla".

Después de lo dicho, no es difícil razonar eso de: no están todos los que son..., o cómo anda el patio?

La bombilla

Para poner punto y aparte a esta historia, tengo el "honor" de transcribir una de las mejores frases nacidas de un ser de carne y hueso. Ésta era la respuesta que "O Capitán Bombilla" daba cuando le preguntaban para qué era la bombilla que llevaba en la gorra? y con gran convencimiento aseguraba:

-É para ver por dentro.

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