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Escenas navideñas

El belén de Vilamaior do Val

Uno de los belenes de gran valor patrimonial entre todos los ourensanos es el situado en uno de los retablos del santuario de Nuestra Señora de los Remedios en Vilamior do Val en Verín, que data del siglo XVII con obras de Juan de Ánges El Mozo, Bartolomé de Croanes, Alonso Martínez y el escultor Juan Bautista Celme. Aunque la construcción del santuario fue iniciada en 1541 no se concluyó hasta principios del siglo XX, a expensas del mecenas verinés García Barbón.

La romería de los Remedios de Vilamaior do Val, también llamada Os Remedios de Verín, es una de las 14 romerías ourensanas bajo la advocación de la Virgen de los Remedios, protectora de los campos y cultivos, que se celebra todos los años el 8 de septiembre. En el manuscrito Elucidario de memorias antiguas se relata el milagro que allí sucedió. Cuenta que el niño Álvaro Rigueiro, natural de Caldeliñas, guardaba unos bueyes en el campo de Remole cuando se le apareció la Virgen que le mandó informar a la población y pedir que le erigiesen una iglesia en el lugar en donde se encuentra la ermita de Nuestra Señora de Parafita (Hoy está en el interior del santuario de los Remedios). Nadie le hizo caso, repitiéndose las apariciones dos o tres veces más y para demostrarlo se podían ver cada noche apariciones de procesiones con velas alrededor de la ermita.

El obispo de Ourense, al enterarse apreso a Álvaro, teniéndole sin comer. Al cabo de unos días le preguntaron qué comía, relatando que todos los días la Virgen le llevaba la comida? Éste hecho hizo que el obispo lo pusiese en libertad, dándole un vestido.

Como las procesiones alrededor de la ermita siguieran sucediéndose, la gente sospechó que eran tretas del capellán de Vilamaior Álvaro Juárez, para atraer más fieles y fama a la romería, por lo que también fue llevado preso a Ourense, aunque después le compensasen los sufrimientos nombrándolo prior de Osoño. El obispo le creyó y comenzaron las obras, poniendo la primera piedra el 21 de marzo de 1541, día de San Benito.

Uno de los altares laterales está dedicado al nacimiento de Cristo, también conocido como "O Altar dos gaiteiriños dos Remedios", porque los pastores están vestidos con el traje gallego y la gaita de nuestra tierra. Llaman la atención, la importancia de las esculturas y la cantidad de representaciones de la Virgen.

El retablo central del belén no tiene desperdicio. Desde la cima vienen los pastores con sus ovejas (dos de ellas negras), otro pastor lleva otra oveja negra en brazos, unos ángeles traen melindres, rosquillas de Allariz y huevos. Un gaiteiro y una guitarrista ponen música y alegran la escena, a la que también acude un negrito de porte indiano.

En la parte central del retablo, la Virgen María y San José contemplan al niño desnudo durmiendo plácidamente en una cama de sábanas blancas. En otro cuadro podemos contemplar una representación bellísima de la huida a Egipto. Es por tanto una visita obligada a un belén imprescindible.

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