Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

la mirada //

La incógnita de la pinza

Comenta Rajoy que se lo está "pasando muy bien" en la campaña. Lógico, lo que empezó como una campaña por la derrota del PP ha devenido en una campaña por ver quién se queda la segunda plaza. Mientras Ciudadanos y Podemos se baten el cobre por debilitar al PSOE, Rajoy se va de mitin, promete menos IRPF y manda a su número dos a debatir.

Rajoy se deja querer por los suyos, en actos rodeado de militantes y simpatizantes, y se enfanga lo mínimo, al aludir a los "líos" del PSOE, pues el trabajo sucio ya se lo hacen Rivera e Iglesias. Se ve contento al líder del PP en el ecuador de la campaña. Asume que la mayoría absoluta es inalcanzable y se agarra a que el PP coge aire en las encuestas y se distancia del resto.

La campaña arrancó con el sondeo del CIS, que colocaba al PSOE (25% de los votos) a cuatro puntos del PP (29%), y al PP, necesitado de Ciudadanos (14,7%) para gobernar, y a Podemos (10,8%), descolgado de los tres primeros. También empezó el runrun de la operación Menina. ¿Es Soraya Sáenz de Santamaría el relevo de Rajoy si necesita a Ciudadanos para gobernar?

El debate del pasado lunes supuso un punto de inflexión que le vino bien al PP. Rajoy acertó al no acudir, no tenía nada que ganar y mucho que perder. Es cuestión de telegenia.

El careo televisivo mudó el desarrollo de la campaña, centrando la atención en el PSOE y dejando al presidente que se vaya de mítines a "pasarlo muy bien". ¿Resistirá Pedro Sánchez la pinza de Ciudadanos y Podemos? ¿Puede ser que el 20-D el gran derrotado en la legislatura de la crisis y la corrupción sea el PSOE, que está en la oposición, si es desplazado al tercer puesto por un advenedizo con solo diez años de vida?

En esta campaña, más espectáculo que nunca, el debate a cuatro hizo girar el foco de atención hacia el PSOE y el debate de mañana, de Rajoy y Sánchez, es la última bala de los socialistas para la remontada y para demostrar si es la única opción real de cambio. Rajoy intentará darle la puntilla final. Pareciese que al primer debate hubiese enviado de fieles escuderos a Rivera y a Iglesias, y no tanto a Soraya, a preparar el terreno.

Rajoy parte con ventaja. Sánchez llegado tocado del debate a cuatro, donde no supo imponerse a quien le come votos por la izquierda y por la derecha, pero tampoco plantarse ante el PP.

El PSOE se rasga las vestiduras por los ataques a Sánchez, pero ¿de qué se sorprenden si ha sido su propio partido el que abonó el terreno de juego, al cuestionar su capacidad de liderazgo y blandir la sombra de Susana Díaz?

El cara a cara de mañana marcará la recta final de la campaña. Se hablará de quien ganó y de quien perdió. PP y PSOE se juegan mucho. Ninguno de los dos puede permitirse un traspiés. Sánchez porque ya no se le perdonaría un segundo error y Rajoy, para un debate al que acude, tiene que ganarlo.

¿Y los demás? Ciudadanos tiene que aguantar el tirón. Rivera desearía que hoy ya fuese la cita con las urnas. La campaña se le está haciendo demasiado larga. Su máximo reto es no cometer errores, y cuanto más tiempo hay, más opciones tiene de caer. No es casual que todo el protagonismo recaiga en Rivera. En un partido inexperto con dirigentes novatos, las probabilidades de fallo se multiplican.

Tras escuchar a Marta Rivera de la Cruz, la gallega fichaje estrella de Ciudadanos que va de número tres por Madrid, proponer eliminar el agravante penal por violencia de género, casi se entiende que Ciudadanos tenga "secuestrados y mudos" a sus candidatos como sostienes sus detractores.

En Galicia, el cabeza de cartel por A Coruña excusó que como el 20-D son elecciones generales el partido no tiene propuestas para la provincia. Debe ser que el Gobierno de la Nación legisla para el país y gasta el presupuesto en el país, y A Coruña no forma parte de España.

A Podemos, por el contrario la campaña se le queda corta. Pediría más tiempo si pudiese porque detecta que está creciendo, así se emplea a fondo en hacerle un ocho al PSOE. Su rival son los socialistas. Cuanto más debilitados estén, más ganará Podemos que se reforzará en el espacio de la izquierda.

¿Y en Galicia? Los partidos curran al máximo pensando si el resultado del 20-D puede ser un espejo de lo que está por venir en 2016, año de elecciones autonómicas.

El PP, que ya se llevó un buen susto en las municipales de mayo al perder A Coruña, Santiago, Ferrol y dos diputaciones, y prometió renovación de equipos, programa y actitudes, medirá sus opciones de victoria en las próximas elecciones. No es fácil. Los partidos emergentes le hacen daño en el electorado urbano, y en el rural, su granero de votos más fiel, tiene a los ganaderos en pie de guerra. Su situación es insostenible. ¿Quién puede sobrevivir si venden la leche por debajo del coste de producción?

En el PSdeG no ganan para sustos. Al menos Besteiro. No juega a su favor, aunque nada tenga que ver como él sostiene, que su abogado esté acusado de coaccionar a la juez Pilar de Lara. Es un lío muy extraño, que salta en plena campaña, por un intercambio de correos electrónicos antiguos entre magistrada y letrado, donde la primera tampoco sale bien parada. ¿Por qué responde con afabilidad a quien supuestamente intenta chantajearle?

La campaña de En Marea, que según el CIS podría conseguir hasta seis escaños, es un claro reflejo de que son una coalición y cada uno se esfuerza por su negociado. Así Pablo Iglesias hará campaña en A Coruña, donde colocó el cabeza de cartel, y Beiras centra su atención en Pontevedra y Lugo, donde situó a los números uno. El BNG, bajo la marca NÓS, lucha por sobrevivir que ya es bastante.

Compartir el artículo

stats