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De vuelta y media

El día que abrió el Savoy

Ramiro Abilleira inauguró el mítico bar el 15 de diciembre de 1935 tras negociar el traspaso del local ocupado por la popular Zapatería Inglesa de Ces Bravo

Domingo 15 de diciembre de 1935. Tal día abrió sus puertas al público el bar Savoy en un pequeño bajo situado en la plaza de la Constitución número 2. El próximo martes celebrará, por tanto, su ochenta cumpleaños. Toda una efeméride en la historia de este bar de leyenda.

Esta fecha tan emblemática no figura recogida ni datada con acierto en ninguna historia de Pontevedra. Como mucho, la inauguración del Savoy se enmarca en la época de la República y poco más. Su localización fue lo más parecido a buscar una aguja en un pajar.

Mí admirado amigo Sabino Torres Ferrer, el cliente vivo más antiguo del Savoy y memoria privilegiada de la intrahistoria local, juraba y perjuraba que su apertura tenía que haber sido después de la Guerra Civil.

"¡Allí compraba yo mis zapatos cuando era un chaval! Por tanto el bar tuvo que abrirse después de 1939", insistía una y otra vez con mucha convicción.

Por el contrario, Paquito el del Savoy, su camarero de cabecera, dejaba bien claro en las postrimerías de su azarosa vida que él había empezado a trabajar en el popular café antes del estallido de la dramática contienda. No recordaba nada más, ni tan siquiera el año de gracia.

Después de hacer caso al bueno de Sabino durante mucho tiempo sin resultado alguno, esta investigación pasó a seguir el rastro señalado por Paquito. Y no fue hasta el pasado verano cuando llegó, al fin, la pista más sólida en forma de anuncio publicitario, que terminó por hilvanar esta crónica mil veces anhelada.

"Hoy, a las siete de la tarde, tendrá lugar la inauguración de un nuevo bar en nuestra ciudad: El Savoy".

Así comenzaba aquel 15 de diciembre de 1935 una gacetilla periodística de apenas veinticinco líneas bajo el sencillo título de "Un nuevo bar".

El anuncio publicitario al respecto era bastante más expresivo, pero igualmente modesto: "Bar Savoy. Plaza de la Constitución 2. Cock-tails - café expés - Licores de las mejores marcas - Romm - Sandwichs - Meriendas, etc. Cervecería. Precios económicos. Hoy a las siete de la tarde, apertura".

La génesis del Savoy habría que situarla casi tres años antes, cuando el 13 de febrero de 1933 la Zapatería Inglesa-Ces Bravo, que estaba allí ubicada, anunciaba su traspaso de forma concluyente.

Aquel establecimiento era una sucursal de la zapatería principal que Francisco Ces Bravo tenía abierta en la calle Real, artería básica de esta ciudad en aquel tiempo. Luís Piñeiro Cerra y Felipe Fernández aprendieron allí el noble oficio antes de abrir más tarde sus populares zapaterías: Cerra y Felipe.

A juzgar por el tiempo pasado desde el anuncio de traspaso hasta su consumación final, el precio solicitado no debió resultar nada barato. Su ubicación era muy buena, aunque la planta del local no llegaba a los ochenta metros cuadrados construidos.

Por fin, Ces Bravo empezó a publicar en la prensa de la época desde el 28 de febrero de 1935 otro gran anuncio donde informaba de su obligado abandono de aquel local. Por esa circunstancia apremiante saldó nada más y nada menos que 7.000 pares de zapatos de señora, caballero y niño, todos a dos pesetas. Una liquidación nunca vista en Pontevedra. Quien no compró dos o tres pares fue porque no encontró su número.

Cerrado el acuerdo del traspaso, Ramiro Abilleira no perdió el tiempo y dos meses después tramitó ante el Ayuntamiento la oportuna autorización para acondicionar aquel local, de acuerdo con el proyecto presentado. Paquito contó luego que el nuevo arrendatario gastó un total de 25.000 pesetas en la reforma integral de la histórica zapatería para dar vida al café bar Savoy

Entonces la hostelería pontevedresa vivía un período de gran ebullición y presentaba una oferta muy amplia; en definitiva, había mucho donde elegir: el Derby en Peregrina 4, La Perla en Benito Corbal, el Cantábrico en García Camba y, por supuesto, el Café Bar Americano, en la plaza de San José, donde hoy sigue gozando de una variopinta clientela. También estaban La Bombilla en Oliva 45, de Eligio Cancela, o el Bar Limpias, junto al paso a nivel de Salvador Moreno.

Solo unos meses antes, Guillermo Sáez Montero se había convertido en el nuevo propietario del Gran Café Bar Méndez Núñez, ubicado entre la Oliva y la Peregrina, que presumía de su "excelente cocina y esmerado servicio". Igualmente se había materializado en 1935 el traspaso "por no poder atenderlo" del Bar X, en Riestra 30, muy concurrido por sus bocadillos de calamares y su mesa de billar ruso.

Los coñacs NPU y Derby, el jerez Duque, y los ponches Soto y Romate, eran los licores más populares gracias a sus hábiles distribuidores. Otro tanto pasaba con el Tri Naranjus, "zumo de tres naranjas y agua destilada" que representaba Eduardo Feijoó, o la cerveza Damm que comercializaba Demetrio Martínez.

La víspera de la inauguración de Savoy, sábado 14 de diciembre, el Café Moderno en la plaza de San José, anunciaba el debut del afamado dueto Malvar Vidal de canción popular. Por su parte, el Méndez Núñez programaba para el día siguiente, lunes 16, la presentación de Cristela Goñi. Junto al Kurssal y el Petit Bar, los cuatro marcaban la pauta entre los cafés-concierto tan al gusto de aquel tiempo.

El día de su inauguración el Savoy solo era un bar modestito en una sola planta bien aprovechada, con doce mesas y ocho taburetes de la barra. Por ese motivo no tuvo una resonancia especial, hasta el punto que la mayor parte de la prensa pasó por alto su apertura.

Solo un periódico local comentó que "dado lo céntrico del lugar en donde el referido establecimiento está situado, no dudamos que éste se vea concurrido". Aquel vaticinio se cumplió, aunque después de algunos años y no pocas vicisitudes.

Ramiro Abilleira recibió unos meses más tarde la autorización municipal para colocar en verano de 1936 unas mesas en la pequeña acera situada delante de sus grandes ventanales. Tanto su peculiar empedrado exterior, como también su primera planta no llegaron hasta principios de los años cuarenta con el beneplácito del alcalde Remigio Hevia.

Entonces Ramiro Abilleira ya había traspasado el bar en diciembre de 1937 a Aurelio Fontán, luego creador del Carabela y otros muchos bares que abría y enseguida transfería con gran habilidad y mucha rentabilidad.

La primera época del Savoy duró lo que duró, apenas dos años, y empezó y acabó con Ramiro Abilleira, su promotor originario.

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