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El post 20-D gallego

Si la encuesta del CIS va a misa y se cumplen sus pronósticos del 20-D para Galicia, de los 23 diputados que representarán a la comunidad en las Cortes en la nueva legislatura, doce serán de la órbita del centroderecha (diez del PP y dos de Ciudadanos) y once del centroizquierda (6 o 5 del PSdeG y 5 o 6 de En Mareas). Ahora mismo el eje derecha-izquierda está más descompensado hacia el primer bando: 15 diputados frente a 8 de la izquierda (seis del PSdeG y dos del BNG). Este posible reequilibrio en la tierra que el PP considera un feudo cuasi inexpugnable ha puesto nerviosos a muchos políticos, dentro de las filas populares y también socialistas. Los primeros porque ven peligrar la mayoría absoluta de 2016 y los segundos porque se tambalea su puesto como segunda fuerza de la comunidad, a un año de los comicios. En ambos partidos contendrán el aliento y aguardarán que el CIS falle en la cocina del sondeo y se agarran, y tienen motivos, a que el 41,6% de los entrevistados que piensan ir a votar no tienen decidido qué partido elegirán. Con tal nivel de indecisión, un 30% más que hace cuatro años, puede pasar cualquier cosa.

Hay quien ya recuerda el caso de Cameron en Reino Unido. El resultado nadie se lo esperaba (la mayoría absoluta del partido conservador, un triunfo espectacular de los nacionalistas escoceses y una debacle laborista), pues las encuestas apuntaban a un empate técnico entre conservadores y laboristas e incluso hasta una pequeña ventaja de estos últimos. Durante meses se dio por sentado que tras la cita con las urnas habría complejas negociaciones para formar un Gobierno estable. ¿Les suena?

| El PP y los muertos. Que el PPdeG pueda pasar de tener el 65% de los escaños gallegos en las Cortes al 43% y que la izquierda se quede a un escaño de la derecha y que tres de los cinco escaños que perdería el PP fuesen a En Marea no significa que los votantes populares hayan dado un volantazo a su ideario, aunque alguno habrá. La fuga de votos del PP será hacia la abstención y Ciudadanos, con opciones de dos diputados, y mientras ellos pierden porcentaje de papeletas, la izquierda lo gana porque se prevé que participen más jóvenes. En Marea ha logrado movilizar a un elector dormido que hasta ahora pasaba de acudir a las urnas. La crisis y la corrupción ha despertado conciencias políticas hasta ahora pasotas.

Hay otra razón que explicaría la caída del PP, que, en todo caso, seguiría como primera fuerza de Galicia y con casi el doble de diputados que la segunda fuerza. Los muertos. Ya lo explicó el propio Feijóo, con motivo de las elecciones municipales. El pasado mayo, el PPdeG perdió 186.000 votos y en la primera reunión del Comité de Dirección para valorar el 24-M el titular de la Xunta aludió a los "más de cien mil muertos que habían fallecido en los últimos cuatro años". Uno de los mayores graneros de votos de la derecha está entre los pensionistas, y si éstos menguan la fuerza del PP también se resiente.

| Feijóo y Soraya. Feijóo decidirá su futuro político a comienzos del año próximo. Es lo que siempre cuenta cuando se le pregunta. Dicho en plata, va a ver qué pasa en las elecciones generales y qué opciones tiene en Madrid. Se enfrenta a varias incógnitas: ¿Cómo se va a librar de no repetir como cabeza de cartel si el PP sigue retrociendo posiciones y es opinión unánime en su partido que sólo él puede lograr la remontada? ¿Se puede permitir el lujo el PP de perder Galicia, la única comunidad donde gobierna con mayoría absoluta, en 2016? Y otra cuestión: ¿Tendría el camino despejado? Me permito aventurar que habrá más que codazos. El protagonismo especial de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, con más carteles que el propio Rajoy en Madrid, y como sustituta del presidente en el debate de Antena 3, ha desatado de nuevo las cábalas, de si será el relevo del líder del PP si vienen mal dadas o se consolidará como la induscutible número dos, a mucha distancia del resto de competidores, si el partido salva los muebles. En esta campaña, Rajoy-Soraya son un tándem en la que la segunda es la que compite por edad y figura con los telegénicos Rivera, Sánchez e Iglesias. Los próximos quince días son trascendentales para la mano derecha de Rajoy. Puede no tener base territorial y carecer de apoyos en el partido, pero si sale airosa del debate televisivo y no comete tropiezos en la campaña marcará la senda de su futuro político.

| Las vueltas de Blanco. El eurodiputado José Blanco participaba ayer en un mitin en Arousa. El que fue número dos del PSOE no acostumbra a dar puntada sin hilo. Acudió a Illa, donde veranea desde hace años y donde en 2013 se fraguó la lista alternativa que compitió sin éxito con José Ramón Gómez Besteiro en las primarias del PSdeG. Aquella candidatura fue impulsada por el entonces secretario xeral, Pachi Vazquez, que había dimitido, tras el duro revés de los comicios gallegos, pero no renunciaba a seguir moviendo los hilos del PSOE gallego. El entonces regidor de A Illa, Manuel Vázquez, fue el que dio la cara. Ayer el que era su número dos en el Concello y ahora es alcalde compartía escenario con Blanco. Los discursos los cerró la cabeza de cartel del PSOE por Pontevedra, Dolores Galovart, vieja conocida de José Blanco, por la amistad de su marido, el exregidor Ventura Pérez Mariño con el exministro de Fomento. Aunque el exsecretario general del PSOE lo niega, se está moviendo, pensando en el escenario post 20-D. Si En Marea protagoniza el sorpasso y adelanta al PSdeG, el sondeo del CIS apunta esta posibilidad, el futuro de Besteiro al frente del socialismo gallego se complica, y ya lo tiene difícil, pues continúa imputado por Pilar de Lara. En las elecciones autonómicas de 1997, el PSOE gallego se vio relegado a tercera fuerza de la Cámara autonómica frente a un exultante BNG, con Beiras como líder. Le costó el cargo de secretario xeral a Francisco Vázquez, que se recluyó en su feudo de A Coruña.

La campaña es una extraordinaria oportunidad para Blanco para contactar con las bases del partido, comer y cenar con los dirigentes locales, pulsar el estado de ánimo y calibrar los respaldos de que goza en un partido, en el que en un pasado no muy lejano nada se movía sin que él lo supiera. Eso es lo que está haciendo Blanco, quien por carta ya se ofreció a hacer campaña allí donde sus compañeros quieran contar con él. Pide el voto para Pedro Sánchez, pero también evalúa sus posibilidades de despedirse del frío invierno de Bruselas para regresar al calor del hogar en Galicia. Blanco parece decidido a arriesgarse y además sabe que el tiempo apremia. En el PSdeG entienden que si el 20-D no resulta favorable para el PP gallego, éste puede adelantar las comicios y a ellos los puede coger con el pie cambiado, y sin candidato.

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