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Agustín Nores, inversor cabal

No consta en ninguna parte la razón por la cual un empresario muy destacado del sector conservero y pesquero como Agustín Nores Patiño decidió un buen día acometer la construcción del teatro-cine más lujoso de esta ciudad. Hasta entonces su relación con el séptimo arte fue inexistente.

Todo hace pensar, a la vista de lo que ocurrió luego, que fue por simple y puro negocio. El cine sonoro en una España salida de una guerra incruenta no parecía mala inversión, ni mucho menos.

De casta le venía al galgo, porque Agustín Nores Patiño era hijo de Narciso Nores Salgado, iniciador de la saga de los Nores de toda la vida, a caballo entre Marín y Pontevedra siempre generando riqueza.

Agustín y su familia fueron los felices propietarios y moradores desde los años cuarenta de "Villa Argentina", una de las casas más envidiadas de esta ciudad. En realidad era un palacete de dos plantas, con una huerta espléndida y un molino de referencia junto al río de Los Gafos, a mano izquierda de la calle Salvador Moreno (hoy Rosalía de Castro) en donde hacían su trabajo manual las populares lavanderas.

Además de atender sus múltiples negocios, Nores Patiño dispuso de tiempo para ejercer como consejero-director de la Caja de Ahorros de Pontevedra entre 1944 y 1946 y presentar un balance más que satisfactorio. Luego se marchó a Argentina y tengo para mí que allá se afincó.

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