Queremos que no se olviden de todas las pequeñas historias que este plan ha truncado y no se centren sólo en arreglar los problemas de grandes empresas.

El lunes 30 de noviembre, mientras cenábamos mi marido y yo recibimos una noticia que nos dejó helados: el tribunal Supremo había anulado el PXOM de Vigo. De golpe y porrazo nuestros sueños se quedaban congelados.

El día 5 de noviembre compramos una finca segregada por el ayuntamiento con fecha 30/07/2015 y calificada como urbana por el PXOM de 2008. La historia se remonta a hace más de un año cuando vi una finca con un cartel de "se vende" camino de mi gimnasio. Cada vez que la veía imaginaba lo que sería nuestra vida allí, pero, como siempre hemos querido evitar riesgos, pusimos a la venta nuestro piso (pagado año tras año con nuestros ahorros). Vendimos el piso, perdiendo dinero gracias a los desatinos de políticos y banqueros que propiciaron la famosa burbuja inmobiliaria y rezamos para que la finca siguiese a la venta. Nosotros comprábamos solo la mitad y otra persona la otra. Tras seis meses de trámites en el ayuntamiento para segregar la finca, conseguimos comprar una finca que el ayuntamiento calificó de suelo urbano consolidado, aunque nos tuvimos que conformar con menos metros por cuestiones urbanísticas que no vienen ahora al caso, aunque serían dignas de otra carta.

Mi mayor ilusión con esta finca era poder darle a mis mayores un lugar cómodo en el que vivir y, sobre todo al ser que más quiero que es mi abuela y está a punto de cumplir 99 años. Ya le habíamos explicado que le pondríamos su nombre a la finca: "Villa Amparo" y que sería una casa muy sencilla y práctica, en planta baja, con amplios pasillos y baños para su silla de ruedas y con una gran sorpresa: una piscina para que pudiese bañarse en ella. Hace años que no lo hace ya que le da mucha vergüenza que la vean en bañador y por sus problemas de movilidad, pero en nuestra casa sería diferente, estaríamos solo nosotros y podría volver a disfrutar de esos baños que tanto le gustaban.

Ahora, por culpa de los errores de uno, dos o tres políticos, tenemos una finca a la que, aplicándole el plan urbanístico anterior que es de hace veintidós años, resulta urbanizable pendiente de desarrollo. Es decir, no podemos construir hasta que el ayuntamiento rehaga el plan y se digne a fijarse en nuestra zona. Porque ahora la gran pregunta que nos hacemos muchos pequeños propietarios es si los políticos pondrán el mismo empeño en arreglar los desperfectos que nos han ocasionado a personas como nosotros o sólo se dedicarán a que los grandes proyectos como la ampliación de Balaídos, PSA, centros comerciales, no se paralicen. ¿Por qué tenemos que pagar nosotros sus errores? ¿Por qué tenemos que incurrir en unos gastos de alquiler durante los años en que rehagan su mal hecho trabajo? ¿Quién nos va a compensar este sufrimiento, la pérdida de nuestros sueños? ¿Quién va a parar el tiempo para que mi abuela pueda esperar los tres años o más que dicen necesitar para rehacer el plan?

Es una enorme impotencia la que sentimos al ver cómo no importa lo prudente que seas al hacer tus planes, siempre puede venir un político a hundírtelos, mientras su vida sigue... yo no quiero que mis sueños y mi vida estén en sus manos y mucho menos mi dinero. Acaban de hacer otra burbuja inmobiliaria en esta ciudad pues de la noche a la mañana los terrenos que eran urbanizables y por los que pagamos como tales dejan de serlo.

¡Vivan y dejen vivir! y no se olviden de todas las pequeñas historias que sus errores están truncando.

Espero que sobre la conciencia de todos ellos pesen todos nuestros sufrimientos y que nos ofrezcan rápidamente la solución que todos nos merecemos.