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con otra cara

Una pareja insaciable

Si buscan en internet datos sobre el nuevo presidente argentino, el conservador Mauricio Macri, les saldrá inmediatamente la imagen de una mujer joven, sexi, guapa y con un aire a Sandra Bullock, llamada Juliana Awada, que la próxima semana se convertirá en la primera dama. Además de saber que es la actual esposa de Macri, es fácil que junto al nombre de Juliana aparezca la palabra "insaciable", y es que la pareja no ha dudado en los últimos años en prodigarse por revistas del corazón y por programas de televisión de entretenimiento en los que han hablado sin reparos de su vida sexual. "Es insaciable en la cama", dicen que confesó el nuevo presidente refiriéndose a su esposa, y con eso se ha quedado la criatura.

Pero no solo le gusta el sexo. A Juliana Awada, de 41 años, 14 menos que su marido, le van los bolsos de Hermés, los Rolex y las bailarinas de Chanel, algo que en Argentina parece obligado en la clase política a tenor de las coincidencias con los gustos de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Otros cotilleos de la inminente primera dama a la que su marido llama en privado "la negrita" son que estuvo casada con un millonario conde belga y tiene una fortuna calculada en 400 millones de euros. Dieñadora y empresaria, su familia es propietaria de Cheeky, una conocida marca de ropa infantil, que fue denunciada por explotación laboral tras difundirse un vídeo donde se vio a 13 costureros de origen boliviano hacinados trabajando más de 15 horas al día.

El pasado de Macri también resulta sabroso para las revistas rosas argentinas. Por lo visto conoció a Julia en un acto benéfico y la relación se consolidó en un gimnasio con la ayuda del entrenador personal de ambos que habría ejercido de celestino hasta que en 2010 se convirtió en su tercera esposa. Si quieren más carnaza sobre esta poderosa y millonaria pareja, no tienen más que darse una vuelta por internet, algo bien diferente a la imagen que ofrecen nuestros políticos, más bien sosetes y aparentemente convencionales y austeros. Pero, es que, ¿se imaginan a la mujer de Rajoy coleccionado Rolex y presumiendo de su intensa vida sexual? Pues ya ven, en Argentina es normal, aunque aquí también hubiera sido inimaginable hace unos años ver a un líder político cantando nanas, bailando y jugando al ping-pong en programas de entretenimiento y ya ven últimamente lo animaditos que los tenemos, así que me temo que nos queda un hervor para que nos confiesen sus andanzas maritales con tal de humanizarse y arañar votos. Al tiempo.

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