Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Páginas con aroma a "rojería"

Litoral aseguraba al abrir su tercera etapa, que luego resultó la postrera, su total equidistancia de grupos e intereses de cualquier signo. También anunciaba una actitud crítica "contra el chauvinismo y la mojigatería", y contra "los que creen que España es un coto de caza para unos cuantos".

Este último párrafo tenía su miga, porque en aquella España de finales de los años cincuenta, el que más y el que menos enseguida pensaba en Franco a la menor alusión que tuviera que ver con sus hábitos y distracciones.

Aquel semanario renovado parecía un cajón de sastre, dada su amalgama de secciones, temas y firmas: desde "el planeta de los toros", hasta "el mundo es un pañuelo", pasando por "Galicia a siete días vista" junto a la información genuinamente pontevedresa.

Al lado de artículos de Luciano del Río, entonces "el marxista" por excelencia de Pontevedra, aparecían otros de César López Canabal, un sindicalista del régimen fuera de toda sospecha y franquista de pro.

Su primer número anticipaba "próximas colaboraciones" de Luchino Visconti, Ernest Heminway, Pablo Picasso, Gregorio Marañón, Camilo J. Cela, Julio Camba o Gabriel Celaya. Ahí es nada.

Aunque el semanario daba una de cal y otra de arena, algunas de sus páginas desprendían un aroma a "rojería" del todo punto inconfundible. El citado número incluía, por ejemplo, una amplia entrevista a José Ortega, un pintor declaradamente comunista que vivía en París.

Sucesivamente Litoral acogió sin disimulado alborozo unas declaraciones con autógrafo incluido de Leónidas I. Sadov, el padre del "Sputnik" ruso; un reportaje sobre "Fidel Castro, o la revolución más elegante de la historia"; o unas palabras exclusivas de Albert Camus tras recibir el Premio Nobel. Así era aquel Litoral.

Compartir el artículo

stats