Faltan seis semanas para la cita con las urnas, pero los políticos ya piensan en el post20-D y si no vean. Ayer el número dos del PPdeG, Alfonso Rueda, dejaba claras las intenciones de la organización en la comunidad, lograr el mayor resultado para que quede claro que por si Galicia fuese, "Rajoy sería investido de forma directa". Dicho en román paladino, el PPdeG ha de sacar sobresaliente, tradúzcase por mayoría absoluta en la autonomía, para en caso de victoria poder esgrimir que se contribuyó a la misma, y sobre todo en caso de derrota, blandir su fuerza como granero electoral en el nuevo escenario.

También piensan en el día después en el PSdeG. Algunos parecen más ocupados en moverse pensando en los comicios autonómicos que en ayudar a ganar las elecciones a Pedro Sánchez. Así puede interpretarse la irrupción del eurodiputado José Blanco, cuasi ofreciéndose como relevo de un imputado Besteiro. Compañeros malévolos del exministro lucense de Fomento insinúan incluso que podría estar detrás de los disgustos que el líder del PSdeG está teniendo en su provincia, Lugo.

Otros ya se han puesto manos a la obra, pensando en lo que vendrá tras el 20 de diciembre. En Marea acaba de nacer y sus socios (Podemos, Anova, EU, las Mareas, ...) ya han decidido crear una coordinadora nacional con 12 miembros para pilotar la campaña, pero también para encauzar la consolidación del proyecto de cara a los comicios gallegos de 2016. Quizás pequen de optimismo y triunfalismo, tras hacerse en mayo con las alcaldías de A Coruña, Santiago y Ferrol, pero sostienen que pueden lograr al menos cuatro escaños en el Congreso, barriendo al BNG de la Cámara Baja, y metiendo el miedo en el cuerpo al PSdeG, pues aunque los diputados los lograse sin tocar a los socialistas, sino a costa de nacionalistas y populares, se acercaría peligrosamente al PSOE, que vería amenazado, pero no perdido, su liderazgo de la oposición en Galicia. Ahora de los 23 escaños en el Congreso, 15 son del PP, 6 del PSdeG y dos del BNG. Si los socialistas se quedan con sus seis, pero En Marea irrumpe con cuatro, ganaría impulso en la carrera autonómica. Para llegar hasta aquí, no deben pesar en el ánimo de los electores las carencias que han aflorado en el proceso de creación de esta candidatura ciudadana, que ha tenido mucho de acuerdo entre cúpulas de partidos y poco de suma de las bases. No lo dice quien esto escribe. Lo lamentaban el viernes, pese a sumarse al proyecto, O Encontro Cidadán por unha Marea Galega, la plataforma que supuestamente debía catalizar la suma de las voluntades ciudadanas por el cambio.