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Antonio Touriño

El mirador de Lobeira

Antonio Touriño

La desprotección de la escalinata

Resulta que la escalinata que se llevó la piqueta en la primera fase de remodelación de la plaza de abastos era el elemento arquitectónico más valioso del singular edificio y nadie lo advirtió. Tanto que desapareció por arte de encantamiento sin que hasta ahora se hubiera hecho el más mínimo comentario, ni de Patrimonio, ni de los técnicos municipales, ni de esa comisión ciudadana en defensa del patrimonio histórico que solo sale en época electoral; ni historiadores, ni los propios placeros, ni los más viejos del lugar...

El hecho es como mínimo sospechoso pues no cabe duda de que alguien tenía advertencias previas y que se prefirió ocultarlas. Y ese alguien tiene que responder ante los ciudadanos por este expolio aunque las culpas puedan estar muy repartidas pues la remodelación de la plaza comenzó con el bipartito que presidió la socialista Dolores García y que cedió el proyecto de la primera fase a la nacionalista Rosa Abuín.

Luego llegó el PP, con Tomás Fole a la cabeza, quien tampoco quiso remover en este turbio proyecto para no echarse encima a los vendedores del mercado. Es más, con Rocío Llovo a su lado, se acometió ese diseño uniforme del exterior y sin mencionar jamás la aberración constructiva de la primera fase.

Y ahora le tocaba el turno de nuevo a Alberto Varela, que si bien es cierto que se encuentra con el embolado ya mascado, también es incontestable que era el asesor jurídico del área de Urbanismo, y que como técnico no planteó ni el más mínimo reparo al derribo del elemento arquitectónico.

Para mayor embrollo cabe señalar que se trata de un edificio catalogado y como tal cualquier acción que se desarrolle en él tiene que ser vigilada y supervisada por la comisión de Patrimonio de la Xunta. No parece creíble que el ente haya mirado hacia otro lado durante tantos años. Patrimonio no puede exigir ahora que se reponga una escalinata que o bien ha sido reducida a escombros o fue reutilizada para abaratar el proyecto en otros espacios. El ente de la Xunta tiene también responsabilidad en el perjuicio que se causa a usuarios pero también a los concesionarios.

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