Con la amenaza del secesionismo catalán y la incógnita de si el bipartidismo va a saltar por las aires y el futuro Gobierno de España será un ejecutivo en minoría, necesitado de pactos, empieza la carrera hacia las urnas, después de que el lunes Mariano Rajoy firmara el decreto de convocatoria de las elecciones para el 20 de diciembre. Siendo tan trascendentales estos comicios y la nueva etapa que se abre en el país, la elección de los candidatos a diputados que van defender los intereses de Galicia debiera ser primordial. Sin embargo, poca atención suscita en esta ocasión el debate de nombres de nuestros futuros representantes. El PSdeG ya eligió a sus aspirantes y más allá de la crisis interna suscitada en el PSOE de Ourense por el cambiazo de nombres en las listas poca más curiosidad despertaron los nombres de los afortunados. A menos de dos meses de la cita con las urnas, desconocemos los candidatos de PPdeG, de BNG, que se presentará bajo la denominación Nós-Candidatura gallega y de las Mareas con Podemos, pero poco parece importar. La atención se centra, no sin motivos, en las posibilidades de Rajoy de repetir mandato, de Pedro Sánchez de ser alternativa y de Rivera e Iglesias de dar un buen zarpazo a PP y PSOE y tener mucho o todo que decir en la gobernabilidad de España. Sin embargo, los gallegos elegirán a sus 23 representantes en el Congreso y 6 en el Senado. Y con un sueldo de más de más de 65.000 euros al año, serán la voz de su pueblo. Su perfil, su currículo, su experiencia, sus intereses deberían ser de interés y objeto de debate. Su valía para el cargo debería ser motivo de discusión, pero como al final las listas de los partidos se cuecen entre unos pocos y se imponen otros criterios y no el de la profesionalidad, la ciudadanía permanece indiferente y ajena al proceso. Ahí nace el desapego, que luego no hace más que crecer, entre representantes y representados.

| Guerra Mareas-BNG. Igual que Podemos intenta laminar a IU de la escena estatal, en Galicia las Mareas quieren apuntalar el camino sin retorno emprendido por el BNG hacia la marginalidad. Si cabía alguna duda de que los antiguos dirigentes de la formación frentista nada quieren saber de la que antes era su casa, esta semana se han despejado todas las dudas. Las Mareas, auspiciadas por Anova y EU, han decidido ocupar el espacio político y electoral del BNG y si lo hacen es porque la formación frentista ha descuidado su parcela. Beiras y Yolanda Díaz, primero, pactan con Podemos una lista de confluencia para las generales, en la que no cuentan con el BNG, y segundo, en la Fegamp, órgano de representación de los concellos, presentaron una lista alternativa que les iba a permitir arrebatar la vicepresidencia de la Federación Galega de Municipios e Provincias al BNG. Las Mareas defienden que gobernando tres de las siete ciudades debían estar en la nueva dirección, como reflejo de la nueva etapa abierta en el mapa local. No les convencían los otros puestos que les brindaban y apostaron por aliarse con regidores independientes, que supondría un nuevo golpe a la representatividad del BNG que solo se desbarató en el último momento porque el Bloque consiguió de prestado 70 votos del PSOE para mantenerse en pie.

| Diputación de Lugo. El líder del PSdeG, Xosé Ramón Gómez Besteiro, tiene un problema en el que debería ser su feudo. Los socialistas no consiguen reconducir la situación en la Diputación de Lugo. Tras la vergüenza de que un alcalde díscolo le diese la presidencia del ente provincial, tras necesitar tres meses para recuperarla, ahora que ya gobiernan, el mismo alcalde rebelde vuelve a poner en entredicho la autoridad de la dirección del PSdeG al anunciar que vetará todas las iniciativas del BNG, el socio de gobierno, porque antes los nacionalistas lo vetaron a él para la Junta de Gobierno. La situación se complica cuando otro regidor del PSdeG avala su comportamiento y cuestiona a sus jefes. El PP afila sus garras y no suelta la presa, preguntándose un día sí y otro también, quién entre tanto lío se ocupa de gestionar y gobernar la Diputación.

| Reaparición de Blanco. El líder del PSdeG, con su imputación judicial a cuestas, no está pasando su mejor momento, y de ello se dio cuenta el exministro de Fomento que reapareció el domingo de su exilio en Bruselas para cuasi brindarse como alternativa a Besteiro, si éste continúa imputado, como candidato a presidente de la Xunta. El exministro de Fomento y ex número dos del PSOE que sabe muy bien lo que es estar imputado, y luego desimputado, no suscitó adhesiones. Ahora en política lo que impera es la renovación y la juventud.