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Santiago Lago Peñas.

Empresa Familiar

En el Congreso de la Empresa Familiar celebrado en Bilbao esta semana destacaron dos mensajes. El primero ajeno a la temática. El lehendakari vasco aprovechó que estaba el Rey para lanzar un mensaje claro y rotundo de que el concierto es innegociable y que, si toca hacer algo, es avanzar en la bilateralidad. El segundo, más positivo y menos amenazante, tiene que ver con el estudio presentado por el Instituto de Empresa Familiar. El 90% de las empresas son familiares; siendo protagonistas del 60% del valor añadido del sector privado y el 70% del empleo. Aunque estas cifras están sujetas a revisión en la versión final, justifican sobradamente una atención particular.

Sin embargo, su importancia va incluso más allá de estas cifras para una economía como la gallega. Para una economía periférica como la nuestra es fundamental tener con un tejido empresarial sólido vinculado personalmente con el territorio, que mantenga en Galicia el centro de su actividad y su empleo más cualificado, que pague impuestos a la Xunta con los que financiar los servicios públicos autonómicos. La patria del capital es la empresa familiar. Por eso, es fundamental reforzar la complicidad entre las propias empresas, en redes como la Asociación Galega de la Empresa Familiar. Pero lo es tanto o más tejer complicidades con los sindicatos, con el gobierno de la Xunta y con las universidades. Bienvenidas sean las inversiones extranjeras. Pero no nos confundamos. Lo seguro es apostar por reforzarnos a nosotros mismos, por entender que un país como Galicia debe aspirar a mejorar su propio tejido productivo gravitando sobre las familias empresarias.

*Director de GEN (Universidade de Vigo)

@SantiagoLagoP

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