Lo decía el otro día. Se acabaron los modelos binarios -y no digamos los monocolores- en la política española. Viene el sistema ternario. Y, zas, el domingo por la noche el duopolio televisivo -que, según aquella vieja relación, manda más que todos los banqueros, espadones y mitrados juntos- nos sirve como previa una escena definitiva. ¡Tienen tanta prisa!
El modelo ternario al caer está conformado por Sánchez, Iglesias y Rivera. Así que, como siglas y para abreviar, en lo sucesivo lo denominaremos SIR.
Efectivamente, en una especie de representación de fin de curso de colegio mayor aparecieron los tres en la caja tonta: Rivera a la derecha, Iglesias a la izquierda y en el centro, Sánchez, disfrazado de pequeño Nicolás, digo de Évole.
A dos meses de las elecciones generales ya sabemos el resultado: Sánchez, líder del PSOE, será el próximo presidente del Gobierno, apoyado por Iglesias, jefe de los sioux y Rivera, contable de los IBEX.
No quiero presumir de adivino pero llevo ya un tiempo hablando de la escuadra ganadora con el PSOE como nao capitana y las fragatas auxiliares de Podemos y Ciudadanos. El domingo se confirmó con una luminosidad deslumbrante. Ni siquiera disimulan porque, supongo que los Bilderberg, o quien esté al cargo, ya han decidido:el 20-D no será una jornada de elección sino una ceremonia de ratificación. Desde que los generales americanos de cuatro estrellas inventaron los partidos políticos europeos allá por 1945 hablar de democracia en el viejo continente solo se puede hacer conteniendo la carcajada.
¿Qué programa? No hay duda, con el cuento de la reforma de la Constitución van a trocear España. Aún más.
