Lo ocurrido el pasado jueves en la Mancomunidade de O Salnés viene a demostrar que el Partido Socialista tiene un grave problema en la comarca: su incapacidad negociadora. La formación tenía en su mano la posibilidad de dejar al PP con mínimas cuotas de poder en la comarca tras arrebatarle alcaldías emblemáticas como Cambados o Sanxenxo y dejar a Gonzalo Durán recluido en sus cuarteles de invierno en Vilanova, pero dejó escapar esa posibilidad por no iniciar unas negociaciones serias y transparentes con los independientes. No es la primera vez que el PSOE demuestra su poca capacidad en estas lides en menos de un mes. Sin meterse en el golpe que ha sufrido la comarca a nivel interno en las listas al Congreso, las negociaciones en Vilagarcía con los partidos de izquierda que se encuentran en la órbita política del PSOE fueron un desastre, lo que llevó al grupo que lidera Alberto Varela a resucitar a un Tomás Fole que se encontraba totalmente moribundo, incluso dentro de su propio partido.

De aquella decisión, los socialistas no tuvieron rubor en señalar a Esquerda Unida como culpable, de la misma forma que ahora señalan al alcalde de Sanxenxo, Gonzalo Pita, sin realizar un análisis en profundidad de los motivos por los que han fallado dos pactos que parecían extremadamente sencillos.

De este tipo de cuestiones viene la rebelión de A Illa, que coincide en el tiempo entre una y otra decisión, y los hechos parece que le están dando la razón a los siete miembros de la ejecutiva que decidieron presentar la dimisión: el partido en la comarca no tiene rumbo definido, carece de organización y de capacidad negociadora, justo en el momento en el que parecía encontrarse más fuerte.