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Bienvenidos al sentido común

Por fin tenemos noticias a través de FARO DE VIGO de que los jefes de servicio se quejan de los tan evidentes problemas de la puesta en marcha del nuevo hospital de Vigo.

Es curioso que sus quejas coincidan con las que los defensores de la sanidad pública hemos venido esgrimiendo desde hace más de un lustro. Durante todo ese tiempo la mayoría de los jefes de servicio se mantuvieron en un discretísimo silencio como si no estuvieran informados de los problemas con los que ahora se encuentran.

Ha sido necesario que doscientas mil personas respaldaran en las calles de Vigo estas ideas para que los jefes de servicio se sintieran suficientemente arropados para atreverse a hacerlas suyas.

Que el nuevo hospital careciera de laboratorio y de una central de esterilización era entre otros múltiples asuntos un evidente problema. También que tras haber sido entregado a una empresa privada ello generaría una duplicidad de direcciones y de intereses que harían -como ha sido evidente en otros países tras la aplicación de este modelo- una bicefalia y contradicciones que harían más difícil si cabe la dirección este hospital.

Más vale tarde que nunca; bienvenidos jefes de servicio a la racionalidad, a la evidencia y al sentido común.

Sorprende el silencio durante todos estos años cuando aún sus voces hubieran podido modificar el proyecto del hospital, voces que ahora llegan lamentablemente tarde cuando todo está atado y bien atado.

¡Ahora exigen que el nuevo conselleiro lo solucione en dos semanas!

Ahora que no hay sitio para el gran laboratorio central que el hospital necesita se acuerdan de lo importante que es.

¿Y a quien puede sorprender que carecer de una central de esterilización es un problema incomprensible en un nuevo hospital, si detrás de ello no existe la explicación de la privatización y de la economía para la empresa concesionaria?

En las hemerotecas se reflejan los centenares de veces que los defensores de la sanidad pública hemos denunciado la reducción de las dimensiones del hospital para satisfacer el margen de beneficios de la empresa propietaria.

Resulta sorprendente que profesionales avezados, se supone que suficientemente formados y con méritos para acceder a la dirección de sus servicios, hayan hecho gala de unos defectos tan poco esperables en profesionales de alto nivel y en personas cuyo ámbito profesional es la ciencia médica y la Tecnología.

Llama la atención esa imprevisión, esa falta de liderazgo, esa poca atención a la evidencia y ese poco interés por defender a sus equipos profesionales, por proteger sus propias especialidades y todo el conocimiento y know how que a lo largo de los años las mismas han atesorado en todo el mundo.

Peor tolerable aún, la dejadez en la defensa de los intereses de una población que confiada acudirá a ellos tras de alguna manera haberlos designado a través del voto delegado, para ocuparse de su atención en las respectivas especialidades.

Y finalmente no se entiende la falta de valor profesional, científico y de autoridad para enfrentarse a la administración y llevarle la contraria. No se comprende este miedo y esta medrosidad pues hemos conocido jefes de servicio en pleno franquismo con más autoridad, con más agallas y con más valor profesional para defender los intereses de su especialidad, de sus profesionales y por encima de todo de sus pacientes.

¿Será esta blandura un signo de los tiempos?

Ahora que todas las miradas y dedos acusadores señalan a Núñez Feijoo con razón, pues además de presidente de la Xunta es aficionado a la gestión sanitaria, como responsable del diseño de un nuevo hospital universitario perfectamente programado para dirigirse directamente a los acantilados, es preciso señalar para ser justos que si bien él es el culpable, algunos jefes de servicio son también corresponsables.

La desconfianza acerca de los políticos se arregla con las elecciones pero la falta de confianza en los profesionales responsables de la atención sanitaria de la ciudadanía es algo mucho más serio y de más difícil solución. Pónganse a ello.

*Cardiólogo miembro de la Asociación Galega para a Defensa da Sanidade Pública

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