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Antonio Touriño

El mirador de Lobeira

Antonio Touriño

Una rosa con muchas espinas

Las aguas discurren muy turbias por el manantial socialista de O Salnés. Después de muchos años se esperaba que en algún momento rompiera una cañería y rebosara. Ocurrió en A Illa, con fugas también en Meis y Ribadumia, todas ellas tapadas con silicona de forma temporal y muy provisional.

La situación se viene mascando desde hace años. Las guerras internas del PSOE hasta habían dejado de ser noticia en los medios de comunicación. Incluso habían perdido interés porque los críticos preferían no remover esas aguas. Pasa también a nivel gallego y nacional. Vamos que no es peculiar.

Pero en Arousa existen diferencias pues Vilagarcía ha querido capitalizar méritos que también son de otras agrupaciones. En definitiva cortar todo el bacalao cuando en realidad la representación es bastante menor de lo que se quiere aparentar. Baste mencionar al número de militantes que pagan cuota en la Casa do Pobo.

Y con esa base es lógico que otros se rebelen y exijan la recomposición de la ejecutiva comarcal, que represente las distintas sensibilidades de todas las agrupaciones, desde Sanxenxo a Vilagarcía y desde A Illa a Meaño, como ocurría hasta el fallecimiento de Rafael Blanco.

Los socialistas de la comarca exigen como mínimo la misma representación que se arroga la actual ejecutiva socialista de Vilagarcía.

No parece serio que en la provincial se encomiende a Vilagarcía la designación de las dos candidatas al Congreso y al Senado; tampoco que sea quien resuelva al diputado provincial cuando estaba establecido que era rotatorio; y mucho menos que no se haya buscado una salida digna al secretario local de A Illa, Manuel Vázquez, después de 16 años como alcalde, y de haber conseguido defender el único reducto socialista de O Salnés durante años. Es absolutamente injusto que a Manuel Vázquez se le castigue por el simple hecho de haber disputado la secretaría de Galicia a Besteiro o porque haya sido crítico con algunos comportamientos de anteriores líderes. Está claro que a la rosa le quedan muchas espinas.

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