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La semana de A Ferrería

Los principios de Lores

La Operación Patos ha venido a convulsionar a unos cuantos municipios del sur de esta provincia y también al Concello de Pontevedra, al poner al descubierto una presunta red de clientelismo con empresas y amigos que han ido copando supuestamente algunas adjudicaciones de obras del gobierno Lores y también puestos de trabajo en una concesionaria.

Como respuesta a las acusaciones vertidas desde la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional, el concejal Raimundo González, y el propio alcalde han optado por la vía humorística y no han tenido rubor alguno en anunciar que el gobierno local, es decir, ellos mismos, serán los que lleven a cabo una investigación interna para conocer qué paso con las contrataciones de Cespa. En los documentos que la UDEF ha entregado al juzgado figuran como mentores de algunos de los contratados el alcalde y los concejales Raimundo González y Carme da Silva y entre los supuestos enchufados hay familiares y amiguetes de la CIG, sindicato afín al BNG, según hacen constar los agentes de la Policía.

Otro punto de conflicto es el del crematorio de San Mauro. Vaya galimatias se ha montado y todo por una falta de diálogo incomprensible por parte del gobierno local. A la convocatoria de la oposición reuniendo a vecinos y a la empresa Funespaña para aproximar posiciones y llegar a una solución, el grupo de gobierno ha optado por no asistir. Y eso que se celebraba en el mismo consistorio. Horas más tarde de esta reunión, el propio Concello dió a conocer una resolución de la Consellería de Medio Ambiente que declaraba la caducidad del proceso ambiental del crematorio.

Y llegados a este punto, la confusión invade a los vecinos de A Parda que llevan años con sus quejas a vueltas sin haber sido recibidos por quienes les gobiernan y sin una mínima llamada para informarles de como está la situación. Es un desprecio que deja en muy mal lugar al gobernante, que debe tener como prioridad el diálogo con sus conciudadanos, sean o no simpatizantes de su ideología.

En estos dos últimos mandatos, Lores solo está para recoger premios al modelo de ciudad; Luis Bará, atrincherado en sus "lombos", y Mosquera proyectando plantas empacadoras.

En la ciudad del Lérez no ha existido la crisis económica, los jóvenes no han tenido que emigrar como en otras urbes, el paro es testimonial, y ya no queda suelo para instalar a tantas empresas que piden licencia. Por eso, el Concello se puede permitir el lujo de gastar una media de 60.000 euros en cada premio que Pontevedra recibe. Multiplicando esta cantidad por cuatro premios sale una pasta, pero insignificante con lo que hay en las arcas municipales.

Podemos decir con orgullo que hemos pasado de tener un alcalde austero a un Lores despilfarrador en estos últimos años.

Los principios de Lores en 1999 y del Bloque pontevedrés se debieron quedar en Bruselas, Dubai o Nueva York, hasta el punto que ahora, sus nuevos principios se encierran en dos: amarás a Lores sobre todas las cosas y al prójimo ni lo escuches. Amén.

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