La legislatura que ahora finaliza no ha solventado los problemas de la financiación pública que llevamos acumulando lustros e incluso décadas.

La financiación local sigue pendiente de reforma. Desde el parche de 2002, nada se ha tocado. Pero tenemos que revisar a fondo todos los tributos locales actuales y el sistema de transferencias; y explorar la posibilidad de nuevas soluciones técnicas.

La seguridad social necesita cambios para garantizar su sostenibilidad. Por ejemplo, sacar del sistema prestaciones (la de viudez u orfandad, entre otras) que podrían ser financiadas con impuestos.

La reforma de la financiación autonómica también se ha aparcado. Pero la siguiente legislatura deberá afrontarla obligatoriamente, con las complicaciones añadidas derivadas del desafío independentista en Cataluña y la defensa cerrada de vascos y navarros respecto a su cupo y aportación.

Finalmente, la reforma del sistema fiscal español que necesitamos no es la suma de rebajas fiscales que se han ido aprobando el último año. Es otra cosa; más ambiciosa y más difícil.

Sin duda, necesitamos un Ministerio de Hacienda de champions league para hacer en cuatro años lo que no se ha hecho en mucho mucho tiempo; quizá demasiado.

*Director de GEN (Universidade de Vigo)

@SantiagoLagoP