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Antonio Touriño

El mirador de Lobeira

Antonio Touriño

Derribos por capricho y demagogia

Nadie duda que el acuario de A Concha está en la peor ubicación imaginable pues rompe por la mitad la principal playa urbana de Vilagarcía, antaño una de las más visitadas de Galicia. Pero su demolición es a día de hoy simple demagogia, con nombres y apellidos, del alcalde Alberto Varela y la responsable de Costas. Cristina de Paz Curbera.

Ochenta mil euros, el coste del derribo, parece una bagatela para una administración municipal y mucho más para la estatal que está dispuesta a asumir el gasto este año. Pero que para ellos sea calderilla no deja de ser un derroche en toda la extensión de la palabra cuando toca hablar de prioridades. Derribar el piorno en estos momentos es simplemente un capricho cuando la playa de A Concha-Compostela presenta un estado de saneamiento tan deplorable que no conseguirá la bandera azul en menos de diez años, siempre que las administraciones se pongan las pilas y acaben de una vez con los vertidos directos al mar.

Parece, entonces, que lo más importante es invertir en la limpieza de esta playa urbana, un arenal de casi dos kilómetros desde Ferrazo a Carril, sobre todo, por el bien del turismo y de las mariscadoras que cada día tienen que ir a buscar su sustento a unas aguas que no son todo lo transparentes que deberían.

Pues bien, éste parece el momento en que el Ayuntamiento y Costas vuelvan a hablar para fijar objetivos lógicos y dejarse de ocurrencias que nadie pide en Vilagarcía, de modo que esos 80.000 eurazos se inviertan en saneamiento, en limpieza o en otros asuntos que generen beneficio a toda la ciudad.

Dirán que ese dinero no es nada para un proyecto de semejante magnitud, pero lo cierto es que poco más supone el cambio de los sistemas de bombeo en el río de O Con.

A mayores, en la costa vilagarciana hay muchas más aberraciones urbanísticas que ese proyecto que hace dos décadas diseñó el premio nacional de Arquitectura, César Portela, bajo el auspicio del entonces alcalde Rivera Mallo, respaldado luego por el socialista Gago y los siguientes.Llegan estos y descubren la pólvora.

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