Alberto Varela lleva cien días sin sueldo al igual que sus compañeros del PSOE y aquellos que están en la oposición. El caso es que se lo merecen. No deberían cobrar ni un euro hasta que resuelvan este capricho. Porque menudo ejemplo dan a sus convecinos.
La solución es simple. Varela tiene que convencer a los grupos de izquierda y rehuir las tentaciones de la derecha. Lo contrario sería defraudar a los electores. Vilagarcía no necesita cohabitación. Eso son palabras mayores que en Francia suenan bien pero en este pequeño núcleo gallego resultan estridentes.
Los vilagarcianos votaron a la izquierda de forma abrumadora, por lo que ya está bien de que EU, BNG y Somos Maioría pongan palos en las ruedas del gobierno. Es malo para todos porque hasta la institución pierde crédito. Porque, créanlo, algunos hasta tienen reparos de acudir a hablar con los concejales pues ni cobran por su trabajo.
Transcurridos casi cuatro meses desde las elecciones municipales parece que ya es hora de que se dé este primer paso. Y que así se pueda avanzar en todo lo demás en una carrera que solo dura cuatro años.
Ya que si no son capaces siquiera de llegar a un acuerdo en los sueldos qué puede ocurrir cuando se plantee un nuevo plan de urbanismo o en qué instituciones obtendrán crédito para un proyecto importante para Vilagarcía.
La ciudad no funciona solo con borrones. No basta con echar atrás la herencia del obelisco, una casa catalogada o refunfuñar contra un centro comercial. Flojo comienzo.